VIH, Estigma y discriminación.

2 octubre 2021

AUTORES

  1. Eva María Soro Arroyo. Técnico superior en Laboratorio de diagnóstico clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  2. Esmeralda Álvarez Navarro. Técnico superior en Laboratorio de diagnóstico clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  3. Victor Miramón Monforte. Técnico superior en Laboratorio de diagnóstico clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  4. Marta Martínez Martínez. Técnico Superior en Laboratorio de diagnóstico clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  5. Nuria Martín Pérez. Técnico superior en Laboratorio de diagnóstico clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  6. Susana Domínguez Berdejo. Técnico superior en Laboratorio de diagnóstico clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).

 

RESUMEN

El VIH afecta a todos los países del mundo teniendo mayor incidencia en países en vías de desarrollo1,2. Los esfuerzos internacionales, realizados con el fin de controlar el aumento progresivo de la enfermedad, han dado sus frutos, atenuando así la expansión del virus a nivel global.

Sin embargo, aún no es posible erradicar la transmisión del virus aunque se cuenta con un tratamiento que ha permitido mejorar radicalmente la calidad de vida de las personas que padecen la enfermedad.

Asociado al diagnostico de la infección, con demasiada frecuencia, las personas sufren una discriminación a todos los niveles; familiares, sociales, laborales…

El presente artículo tiene como objetivo realizar una revisión bibliográfica al respecto del estigma que supone para los enfermos de SIDA el diagnóstico de la infección y la repercusión que la infección conlleva en todos los niveles de la vida diaria.

 

PALABRAS CLAVE

Estigma, discriminación, VIH, SIDA, salud global, servicios de salud.

 

ABSTRACT

HIV affects all countries in the world, with the highest incidence in developing countries1,2.

International efforts, made to control the progressive increase of the disease, have borne fruit, thus attenuating the spread of the virus globally.

However, it is not yet possible to eradicate the disease, although there is a treatment that has radically improved the quality of life of people with the disease.

Associated with the diagnosis of the infection, too often, people suffer discrimination at all levels; family, social, work…

The present article aims to carry out a bibliographic review regarding the stigma that the diagnosis of infection entails for AIDS patients and the repercussion that the infection entails in all levels of daily life.

 

KEY WORDS

Stigma, discrimination, HIV, AIDS, global health, Health services.

 

INTRODUCCIÓN

La Organización de Naciones Unidas que potencia los esfuerzos de las naciones por mejorar la condición de las personas con SIDA (ONU/SIDA), reconoce el estigma y discriminación hacia las personas con VIH/SIDA como la principal barrera que limita el acceso a los servicios de salud y apoyo social a estas personas considerándola como uno de sus objetivos prioritarios.1,2,3,4

Las personas con VIH/SIDA son consideradas como un grupo vulnerable socialmente tanto por las consecuencias de la enfermedad y por el abandono que subyace al diagnóstico5,6. El curso prolongado de la enfermedad y su abordaje como patología crónica requieren de un sistema sanitario que no solo permita el acceso al tratamiento, sino que disponga de contención y apoyo profesional integral para intervenir por un periodo prolongado7,8. Este acompañamiento sanitario debe tener como propósito que estas personas, al igual que toda la población, puedan optar al tratamiento como un derecho fundamental, pero a la vez, al cuidado y acompañamiento humanizado1,2. Por ello, corresponde a los profesionales sanitarios actuar, estableciendo una relación de ayuda y colaboración verdadera que será la base para lograr también el compromiso del paciente con la enfermedad.7,8,9.

La historia del Sida es breve pero intensa. En junio de 1981 se notificaron en la ciudad de Los Ángeles 5 casos de neumonía por Pneumocystis carinii en hombres jóvenes homosexuales. Este hecho llamó la atención por su coincidencia temporal y por ser el agente causal inocuo en personas inmunocompetentes.

Al momento de su hospitalización, los pacientes padecían además candidiasis y otras enfermedades oportunistas. Todos se encontraban anérgicos y linfopenias, con inmunodeficiencia celular severa y ninguno se conocía entre sí. Un mes más tarde aparecieron casos de sarcoma de Kaposi y de neumonía por Pneumocystis carinii en jóvenes homosexuales de los estados de Nueva York y California. A partir de entonces, en centro para el control de enfermedades de Estados Unidos de Norteamérica (CDC), organizó un equipo de trabajo encargado exclusivamente de la vigilancia e investigación epidemiológica del nuevo brote de Neumonía e infecciones oportunistas.

Para mediados de septiembre de 1982, el CDC había detectado 593 casos de los que para entonces se decidió llamar “síndrome de inmunodeficiencia adquirida” (SIDA).

Desde entonces muchos esfuerzos se han realizado a todos los niveles para prevenir el contagio y mejorar la calidad de vida de los enfermos. Todas estas acciones realizadas han permitido desarrollar medicamentos que han convertido al SIDA en una enfermedad crónica con una esperanza de vida relativamente buena para el paciente. Sin embargo, a menudo estos enfermos sufren discriminación, así que los poderes públicos deberían desarrollar políticas sociales que contribuyan a una mejor inserción social de los enfermos.

 

OBJETIVO

El presente artículo tiene como objetivo realizar una revisión bibliográfica al respecto del estigma que supone para los enfermos de SIDA el diagnóstico de la infección y la repercusión que la infección conlleva en todos los niveles de la vida diaria.

 

METODOLOGÍA

Para la realización de este artículo se ha realizado una revisión bibliográfica de varios estudios, artículos, protocolos y guías de actuación; así como de bases de datos como Scielo, google académico y páginas web de organismos internacionales.

 

RESULTADOS

El estigma y la discriminación puede tener consecuencias potencialmente devastadoras en el cuidado de las personas con VIH/SIDA pues representa un costo importante tanto para los individuos que la padecen como para la Salud Pública de los países que se esfuerzan por contar con políticas públicas que puedan controlar la enfermedad.1,3,4,5.

El sostenido prejuicio social hacia la enfermedad ha provocado el rechazo a personas diagnosticadas desde que fue descrita en la década de los ochenta y se mantiene presente hasta la actualidad.10

Desde el contexto histórico de la enfermedad, se ha ido alimentando toda una serie de tabúes e imaginarios sociales respecto al hecho de vivir con VIH. Al respecto, destaca la relación del virus con la muerte, que impide que quienes son diagnosticados acudan de manera oportuna a servicios de salud integrales. Esto se convierte en un problema de doble vía: se asume que el ser diagnosticado con VIH representa tener una sentencia de muerte asegurada, de manera que el individuo deja de ser aceptado en sociedad y se convierte en un cadáver social.

Para minimizar el impacto que generan el estigma y la discriminación en el estado de salud como barrera de acceso a los servicios y, especialmente, al tratamiento antirretroviral (TAR), los investigadores señalan la importancia de evitar la discriminación en la prestación de servicios. Lo anterior tiene el objetivo de garantizar el acceso tanto al TAR, así como a los demás elementos constitutivos de la prestación asistencial a quien vive con VIH..11

Visibilizar el problema y poner de manifiesto la responsabilidad que tienen los profesionales sanitarios actuando como barreras o facilitadores al acceso a la atención en salud de personas VIH/SIDA, constituye un imperativo ético que contribuye a la reflexión y sensibilización sobre las responsabilidades que tiene el profesional sanitario.

El término estigma se utiliza en referencia a un atributo o un aspecto del yo que está profundamente desacreditado.

La estigmatización es un problema presente en el entorno de la atención en salud y ha sido influenciado por barreras sociales, culturales y legales. Estas deben abordarse para garantizar el acceso a servicios con estándares de calidad aceptables, y esencialmente con información relacionada con VIH/SIDA que sea precisa, con pertinencia cultural y accesible a toda la población. Pues en el estigma colabora el temor al contagio relacionado con la falta de formación al personal sanitario e información a la población.1,3

El proceso de auto-marginación de personas enfermas, especialmente por miedo a ser rechazados, es fomentado por el rechazo social al que son expuestas cuando buscan ayuda. Cayendo en ocasiones en estados de profunda depresión, lo que a su vez provoca resultados negativos en su tratamiento, incluyendo una mayor severidad de los síntomas relacionados por el avance de la enfermedad.12

Los profesionales sanitarios pueden mejorar sus actitudes éticas a través de capacitación e instalación de prácticas no discriminatorias. Anteponer la empatía como característica fundamental del rol social de las profesiones sanitarias; así como el altruismo, el respeto, la solidaridad, la compasión, la justicia y otros valores, favorece las consecuencias positivas para los pacientes.13

 

CONCLUSIÓN

A nivel global, la estigmatización y discriminación a las personas portadoras de VIH/SIDA sigue siendo uno de los principales problemas a los que las autoridades y organismos internacionales deben hacer frente. La imagen negativa de la enfermedad se ha mantenido a pesar de los importantes avances en el tratamiento y mejora en la calidad de vida de los pacientes.

Las políticas gubernamentales deben ir encaminadas a mitigar el impacto que ha generado la histórica discriminación hacia las personas con VIH, para garantizar el acceso temprano por parte de la población infectada a los servicios de promoción de la salud y tratamiento de la enfermedad.

Se requieren, además, estrategias de capacitación permanente al personal sanitario, no solo en aspectos técnicos procedimentales relacionados con la enfermedad, sino orientados a la dimensión ética de la atención, enfocándose en la bioética y los derechos humanos. Especialmente, en los grupos vulnerables de la población entre los que se cuentan las personas portadoras de VIH/SIDA. De esta manera es posible establecer la relación de ayuda basada en el respeto mutuo, el trato digno y promoviendo la mejor salud que en su condición de enfermos estos puedan alcanzar.

 

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