Uso de metáforas en el ámbito sanitario.

19 noviembre 2021

AUTORES

  1. Ángela Ramos Salvachúa. Graduada en Fisioterapia. Servicio Aragonés de Salud.

 

COMUNICACIÓN BREVE

El momento de comunicar al paciente un diagnóstico o explicar en qué consiste una determinada enfermedad puede resultar tedioso en múltiples ocasiones para el profesional sanitario. En función de la complejidad de la situación clínica del paciente, o, por ejemplo, dependiendo del nivel cultural del mismo, la forma en que transmitimos esa información ha de ser adaptada a un contexto u otro. Un modo sencillo de facilitar esta misión es el uso de metáforas.

Las metáforas son un recurso pedagógico validado científicamente1 cuya esencia según Lackoff y Johnson en su libro Metáforas de la vida cotidiana2 radica en “entender y experimentar un tipo de cosas en términos de otra”. Podría definirse por tanto como un uso no literal del lenguaje. Precisamente, el hecho de utilizar el término “figurado” con respecto al sentido del lenguaje cuando éste no se emplea en sentido literal como tal, bien podría ser un perfecto ejemplo de metáfora.

Una de las principales ventajas que ofrece el uso de metáforas en el ámbito sanitario sobre determinadas enfermedades o estadios clínicos es que fomenta el aprendizaje de términos desconocidos hasta el momento para el paciente, a través de conceptos con los que sí está familiarizado. De esta manera, los niveles de ansiedad y estrés experimentados por muchos pacientes que acuden a consulta o tratamiento, disminuirían en el momento en que ellos mismos son capaces de comprender su estado de salud. Cabe destacar que el empleo de metáforas no sólo es aplicable en situaciones de enfermedad, sino que también resulta de especial utilidad en programas de promoción de salud y hábitos de vida saludable.

La capacidad comunicativa de los profesionales sanitarios es una variable muy valorada desde el punto de vista de los pacientes, por lo que se ha convertido en objeto de estudio en los últimos años. Tal es el caso del estudio llevado a cabo por Casarett et al.3, donde se buscaba determinar si el uso de metáforas o analogías en conversaciones con pacientes gravemente enfermos se asociaba a una mejor puntuación por parte de éstos de las habilidades comunicativas del equipo médico encargado de su abordaje. Para ello se realizó un estudio observacional transversal en el que se registraron, por medio de grabación, conversaciones establecidas entre paciente y especialista. En su codificación se distinguió entre uso de metáforas y analogías, y en ambos casos se obtuvieron resultados positivos en cuanto a la valoración de la habilidad comunicativa del profesional que los empleó, y en lo referente a la capacidad de comprensión de su problema de salud. A pesar de que el tamaño de la muestra no era lo suficientemente grande como para realizar otro tipo de análisis estadístico, las conclusiones parecen apuntar a que el uso figurativo del lenguaje ayuda a los pacientes en el afrontamiento de su enfermedad y a una mejor percepción de la comunicación.

 

Otros ejemplos de lenguaje figurativo a destacar, esta vez empleados en entornos de promoción de salud, serían las fábulas. El sello distintivo de éstas es el propósito didáctico sobre un valor moral y/o ético en forma de narración anecdótica breve, y en la que los protagonistas suelen ser seres inanimados o incluso animales que actúan como seres humanos. Una de las más conocidas es la fábula de la montaña y el ratón de Gramsci aplicada al modelo salutogénico en promoción de salud4. No obstante, esta fábula no dejaría de ser de nuevo una metáfora explicativa del pensamiento salutogénico, debido al uso de lenguaje figurativo para comprender conceptos más técnicos como es el propio modelo de la salutogénesis.

Cabe concluir de todo lo anterior la importancia del lenguaje empleado en el día a día por los profesionales sanitarios a la hora de relacionarse con los pacientes. Ejemplos tan sencillos como equiparar el funcionamiento del sistema inmune con el comportamiento de una brigada de militares en la guerra, facilitan la comprensión por parte de los pacientes de conceptos que hasta el momento eran completamente desconocidos. Conseguir que los pacientes, tanto en estados de salud como de enfermedad, entiendan lo que les ocurre o por qué les sucede, les orientará en la toma de decisiones al respecto de su situación personal. En este sentido, se torna imprescindible saber transmitir la información a los pacientes de tal manera que lo puedan extrapolar a su vida personal o asociar a una situación familiar. En el momento en que esto suceda, la relación terapeuta-paciente se estrechará y mejorará la percepción mutua, y no sólo la del paciente con respecto al profesional, ya que al mejorar la efectividad de la comunicación también lo hará la alianza terapéutica y el empoderamiento del paciente. Finalmente, no se puede olvidar mencionar el hecho de que la comunicación no suple al resto de herramientas terapéuticas de los profesionales, sin embargo, suele ser una variable muy importante que en muchas situaciones queda en el olvido.

 

BIBLIOGRAFÍA

1. Sáez Cárdenas S, Arimon Pagès E, Sió L, Torres Penella C, Martínez M, Palau Costafreda R. Metáforas sobre modelos educativos en Educación para la Salud: una propuesta de Aula de Salut. Rev Científica Enfermería. 2012;(5):1–19.

2. Lakoff G JM. Metaphors we live by. University of Chicago Press; 2003.

3. Casarett D, Pickard A, Fishman JM, Alexander SC, Arnold RM, Pollak KI, et al. Can Metaphors and Analogies Improve Communication. J Palliat Med. 2010;13(3):255–60.

4. Garista P, Sardu C, Mereu A, Campagna M, Contu P. The mouse gave life to the mountain: Gramsci and health promotion. Health Promot Int. 2015;30(3):746–55.

 

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