Técnica del lavado gástrico como manejo de intoxicaciones agudas en los servicios de urgencias.

9 octubre 2021

AUTORES

  1. Joaquín Cristóbal Sangüesa. Enfermero en Hospital Universitario Miguel Servet.
  2. Patricia Leal Campillo. Enfermera Urgencias en Hospital Universitario Miguel Servet.
  3. Cristina Benito López. Enfermera Urgencias en Hospital Universitario Miguel Servet.
  4. Paula Constante Pérez. Enfermera Urgencias en Hospital Universitario Miguel Servet.
  5. Vanesa Gómez Barranco. Enfermera Urgencias en Hospital Universitario Miguel Servet.
  6. Elisa Felipe Carreras. Enfermera Urgencias en Hospital Universitario Miguel Servet.

 

RESUMEN

Las intoxicaciones agudas son un problema cada vez más frecuente en los servicios de urgencias hospitalarios llegando a representar entre un 0.5 y un 2% de los motivos de asistencia. La mayoría de los casos son intoxicaciones que se producen de forma voluntaria. De las posibles vías de entrada de un tóxico, la más frecuente, con mucha diferencia sobre las demás es la digestiva.

Para la disminución de la absorción del tóxico ingerido, las medidas terapéuticas que se llevan a cabo se denominan genéricamente descontaminación gastrointestinal, y principalmente son el lavado gástrico y la administración de carbón activado. El lavado gástrico consiste en la colocación de una sonda gástrica a través de la boca hasta el estómago y la posterior irrigación gástrica con líquido templado y su inmediata recuperación por la misma vía.

El objetivo de este estudio es instruir a los profesionales de enfermería en el manejo hospitalario del lavado gástrico como técnica frente a intoxicaciones agudas para aumentar la calidad de la atención de estos pacientes.

 

PALABRAS CLAVE

Lavado gástrico, intoxicación, urgencias, técnica, enfermería.

 

ABSTRACT

Acute poisoning is an increasingly frequent problem in hospital emergency departments, representing between 0.5 and 2% of the reasons for attendance. Most cases are poisonings that occur voluntarily. Of the possible routes of entry of a toxicant, the most frequent, by far the most frequent, is the digestive route.

To reduce the absorption of the ingested poison, the therapeutic measures carried out are generically called gastrointestinal decontamination and are mainly gastric lavage and the administration of activated charcoal. Gastric lavage consists of the placement of a gastric tube through the mouth into the stomach and subsequent gastric irrigation with warm liquid and immediate recovery by the same route.

The aim of this study is to instruct nursing professionals in the hospital management of gastric lavage as a technique for acute poisoning in order to increase the quality of care of these patients.

 

KEY WORDS

Gastric lavage, intoxication, emergency, technique, nursing.

 

INTRODUCCIÓN

Las intoxicaciones agudas son un problema cada vez más frecuente en los servicios de urgencias hospitalarios llegando a representar entre un 0.5 y un 2% de los motivos de asistencia 1,2,3.

En la mayoría de los casos la ingesta de productos tóxicos se produce de forma voluntaria por parte de los pacientes en un contexto de intento autolítico a través de la sobre ingesta de medicamentos, representando un 83,2% del total, aunque también se observan casos en los que las ingestas se producen de manera accidental 1,3,4.

De las posibles vías de entrada de un tóxico, la más frecuente, con mucha diferencia sobre las demás es la digestiva, es decir la ingestión de un tóxico 1. Los tóxicos más empleados son el etanol y benzodiacepina, y según los datos, las intoxicaciones agudas afectan más a los adultos jóvenes y a mujeres 3,5,6.

El pronóstico de los pacientes con intoxicaciones agudas normalmente es bueno y no requieren ingreso hospitalario, aunque ocasionalmente se ingieren productos en dosis muy elevadas o con elevada toxicidad intrínseca que conlleva un gran potencial de morbilidad y mortalidad 3,4.

En función de la situación clínica del paciente y de las características cinéticas del producto o sustancia tóxica ingerida, el tratamiento de los pacientes con intoxicación aguda se basa en cuatro pilares fundamentales: soporte cardiorrespiratorio, administración de antídotos, reducción de la absorción del tóxico ingerido y potenciación de su eliminación 4,7.

Para la disminución de la absorción del tóxico ingerido, las medidas terapéuticas que se llevan a cabo se denominan genéricamente descontaminación gastrointestinal y son: administración de eméticos, lavado gástrico o intestinal, administración de carbón activado ya sea en dosis única o múltiple y lavado intestinal total con polietilenglicol 1,4.

El lavado gástrico es un procedimiento clásico en los servicios de urgencias, que se lleva usando desde hacía casi 200 años, aunque no está exento de polémica ya que sigue siendo una medida controvertida en la que fundamentalmente hay que valorar el riesgo-beneficio, y no está justificado su uso en todas las intoxicaciones digestivas. Una de las limitaciones más importantes es el tiempo, ya que muchos tóxicos se absorben de manera rápida en el estómago (en general, la mayoría de los productos líquidos se absorben por completo en aproximadamente 30 minutos y los sólidos en 1-2 horas), por lo que es probable que una descontaminación efectuada después de ese tiempo no tenga ninguna utilidad 1,8,9.

En el caso de realizar el lavado gástrico se debe utilizar la técnica correcta para optimizar sus resultados y minimizar las posibles complicaciones, ya que son diversos los estudios y publicaciones que sugieren que con mucha frecuencia esta técnica se lleva a cabo de una manera incorrecta 1.

 

OBJETIVOS

Objetivo general:

  • Instruir a los profesionales sanitarios del ámbito de urgencias en el manejo hospitalario del lavado gástrico como técnica frente a intoxicaciones agudas.

Objetivos específicos:

  • Explicar el concepto del lavado gástrico.
  • Enumerar las indicaciones y contraindicaciones del lavado gástrico.
  • Explicar posibles complicaciones de la técnica del lavado gástrico.
  • Conocer el material necesario para la técnica del lavado gástrico.
  • Describir la técnica del lavado gástrico.

 

METODOLOGÍA

Se ha llevado a cabo una revisión sistemática del tema mediante una búsqueda bibliográfica.

Para ello, se han consultado diferentes bases de datos tales como: Pubmed, Cuiden, Sciencedirect, Dialnet y Enfispo. Como buscadores bibliográficos se han utilizado Google Académico y Alcorze.

Como criterios de inclusión, los artículos debían estar en español o inglés y con texto completo y que estuvieran relacionados con la utilización de la técnica del lavado gástrico frente a intoxicaciones agudas en los servicios de urgencias. Otro criterio ha sido el periodo de publicación que ha sido de los últimos 20 años (desde 2001 hasta 2021).

Se han excluido aquellos documentos que no tratan los objetivos del estudio, los artículos duplicados y documentos con acceso limitado.

 

RESULTADOS

El lavado gástrico es un procedimiento cuya creación es atribuida a Kussmaul en el siglo XIX. Consiste en la colocación de una sonda gástrica a través de la boca hasta el estómago, de una sola luz, de calibre grueso y multiperforada en su extremo distal. Una vez ubicada en el estómago se aspira para vaciar su contenido y a continuación, se inician los ciclos del lavado propiamente dicho, consistentes en la irrigación gástrica con líquido templado y su inmediata recuperación por la misma vía. Su objetivo es evacuar la máxima dosis del tóxico ingerido y evitar la absorción sistémica de éste 1,4.

Por otra parte, el lavado gástrico puede ser complementado con otras técnicas, como la administración de carbón activado 1.

Indicaciones:

El uso del lavado gástrico se debe considerar en pacientes que hayan ingerido un producto potencialmente tóxico, a dosis tóxicas y en los que el tiempo transcurrido no sea mayor de 60 minutos. Es una técnica que no debe realizarse de manera rutinaria, puesto que su eficacia es limitada y diversos estudios respaldan que disponemos de otras técnicas alternativas, como el carbón activado, que parecen ser más eficaces 1,4.

En definitiva, es preciso seleccionar los casos que realmente se beneficiarán de este procedimiento y dependerá básicamente de los siguientes factores:

  • Toxicidad de la sustancia ingerida y cantidad de esta.
  • Tiempo transcurrido desde la ingestión.
  • Estado clínico del paciente 1.

Sin embargo, el lavado gástrico también conserva algunas indicaciones reconocidas en las que destacan:

  • Casos en los que el paciente ha ingerido una sustancia no absorbible por el carbón activado, como el carbonato de litio o el sulfato de hierro.
  • Ingestas con gran potencial de morbilidad o mortalidad, como las de insecticidas organofosforados, en los que se complementa el lavado gástrico con la administración de carbón activado.
  • Para garantizar la vía aérea cuando el paciente presenta un nivel bajo de conciencia y de su capacidad de deglución y cierre epiglótico y no puede administrarse el carbón por vía oral y se precisa de una sonda y lavado gástrico complementario.
  • Ante la negativa de un paciente consciente de ingerir carbón o eméticos por vía oral 4,10.

Contraindicaciones:

  • Sospecha de abdomen agudo.
  • Cirugía digestiva alta reciente.
  • Coagulopatías.
  • Estenosis esofágica.
  • Ingesta de sustancia cáusticas o corrosivas, tanto si se tratan de ácidos como de álcalis.
  • Intoxicaciones por hidrocarburos.
  • Pacientes con deterioro del nivel de conciencia o en intoxicaciones con riesgo de convulsiones (a no ser que previamente se realice una intubación endotraqueal para aislar la vía aérea y evitar el riesgo de broncoaspiración).
  • Pacientes muy agresivos o con falta absoluta de colaboración.
  • No debe emplearse en intoxicaciones leves, ni mucho menos están justificados los lavados “de castigo”.
  • Ingestión acompañada de objetos punzantes.
  • Tiempo transcurrido mayor a 3 horas (salvo indicación médica) 1,4,10,11,12.

Complicaciones:

  • Lesiones mecánicas faringo-esofágicas: erosiones, hemorragias, perforaciones.
  • La principal complicación respiratoria es la aspiración de origen digestivo, pudiendo producir neumonías por aspiración e insuficiencias respiratorias graves. También pueden producirse laringoespasmos, aunque son más raros.
  • Puede producir hipotermia debido a la temperatura fría del líquido empleado (fundamentalmente en niños).
  • Alteraciones hidroelectrolíticas: si se utiliza agua puede producir hiponatremia, sin embargo, se utiliza suero salino, se pueden producir hipernatremias. Además, si se introduce gran cantidad de líquido, es posible que se provoque el paso del tóxico a través del píloro al intestino delgado.
  • Alteraciones electrocardiográficas: bradicardias o complejos prematuros debido al efecto vagal que tiene el estímulo mecánico producido por el lavado gástrico.
  • Hemorragias conjuntivales (sobre todo en pacientes que no cooperan) 1,10,13.

Material:

  • Sonda orogástrica Faucher, de calibre grueso teniendo en cuenta la edad del paciente y en función de las características fisionómicas (32 a 50 F en adultos, a partir de 28 F en lactantes) de una luz (tipo Levin) o de dos luces (tipo Salem).
  • Lubricante hidrosoluble (glicerina).
  • Aspirador de vacío.
  • Cánula de Guedel.
  • Jeringa de alimentación de 50 ml.
  • Embudo.
  • Guantes de un solo uso.
  • Fonendoscopio.
  • Gasas.
  • Esparadrapo.
  • Rotulador.
  • Paño o sábana (para colocar sobre el paciente).
  • Pinzar Kocher para clampar.
  • Mascarilla, gafas y batas para protección del personal sanitario implicado en el procedimiento.
  • Recipiente o batea graduada para la recogida y desecho de lavado extraído y restos tóxicos. Agua tibia o suero salino de 3 a 5 litros, preferentemente a 37 °C, si no es posible a temperatura ambiente.
  • Carbón activado (si está indicado como complemento al lavado gástrico).
  • Ideal: pulsioxímetro y monitor electrocardiográfico.
  • Material para intubación endotraqueal (en caso de pacientes con disminución del nivel de conciencia) 1,4,12,14,15.

Procedimiento del lavado gástrico:

  • Antes de llevar a cabo la técnica, se debe tener preparado el material anteriormente mencionado.
  • Preparación del paciente: preserva su intimidad, explicarle el procedimiento que se va a realizar y la manera en la que debe colaborar. Retirar prótesis dentales no fijas, así como pendientes y otros accesorios. Proteger al paciente mediante empapadores o paños.
  • Monitorizar constantes vitales y canalización de un acceso venoso para soporte hemodinámico y controles toxicológicos.
  • Posición del paciente: colocar en decúbito lateral izquierdo, con la cabeza 10-15° más baja (en Trendelenburg)) de tal forma que al estar la curvatura mayor del estómago en posición declive y el píloro más alto que el cuerpo gástrico, no se vacía el contenido hacia el duodeno.
  • Lavarse las manos y colocarse el material de autoprotección.
  • Medir la longitud de la sonda orogástrica a introducir: se coge la parte distal de la sonda y se mide desde la comisura de la boca hasta la oreja y el apéndice xifoides del esternón, identificando la longitud y marcando con rotulador.
  • Lubricar la sonda orogástrica con lubricante hidrosoluble.
  • Introducir la sonda orogástrica por la boca, por encima de la lengua, cogiendo la parte distal de la sonda con el primer y segundo dedo de la mano. Con la otra mano, se aguanta la cabeza para facilitar la entrada más suavemente.
  • Si el paciente está consciente, pedir su colaboración, pidiendo que se relaje y que baje la cabeza, tocando con la barbilla el tórax o que se mire los pies (para cerrar la vía aérea y abriendo la vía digestiva) y que trague saliva.
  • Mientras el paciente realiza la deglución, se va progresando la sonda suavemente hasta el punto indicado, colocándola así en el contenido de la cavidad gástrica. No forzar ni realizar maniobras bruscas si se encuentra alguna dificultad o resistencia en la colocación.
  • Comprobar la correcta colocación de la sonda en el estómago con el fonendoscopio.
  • Aspirar por gravedad el contenido gástrico.
  • Fijar con esparadrapo la sonda.
  • Acoplar el embudo a la sonda.
  • Introducir cada vez aproximadamente 200-250 ml de solución (agua o suero salino), descendiendo posteriormente la zona por debajo del nivel del paciente para facilitar el drenaje por gravedad.
  • Realizar masaje en el cuadrante superior izquierdo del abdomen mientras se realizan las maniobras de lavado.
  • Repetir la maniobra hasta que el líquido salga limpio y sin restos (aproximadamente tras unos 3 a 5 litros).
  • El líquido debe fluir con facilidad, en caso contrario, movilizar la sonda y verificar colocación.
  • Observar el aspirado gástrico para ver su aspecto y valoración de presencia y cantidad de productos tóxicos, así cómo contenido alimentario, bilioso o hemático.
  • Al finalizar el procedimiento del lavado gástrico y antes de retirar la sonda, administrar, si está indicado, la primera dosis de carbón activado y pinzar la sonda cinco minutos previamente a su drenaje.
  • Para la retirada de la sonda, previamente informaremos al paciente. Posteriormente, ocluir o pinzar el extremo libre de la sonda con una pinza Kocher para evitar la salida de contenido gástrico e impedir la broncoaspiración del paciente durante la maniobra.
  • Retirar la sonda orogástrica con rapidez, pero con suavidad, sin forzar porque puede estar acodada o a causa de un espasmo puede estar atrapado.
  • Colocar al paciente en posición cómoda, manteniendo el cabecero de la cama ligeramente elevado a 30°.
  • Retirarse guantes y material de autoprotección.
  • Lavado higiénico de manos.
  • Control del nivel de consciencia del paciente y estado hemodinámico.
  • Control de potenciales complicaciones.
  • Registrar la técnica, con la firma correspondiente del profesional de enfermería que la lleve a cabo, así como fecha, efectividad del lavado gástrico, cantidad y características del líquido drenado, constantes vitales y estado hemodinámico del paciente y anotar posibles incidencias o complicaciones que hayan podido surgir 1,4,12,14.

 

DISCUSIÓN

La mayoría de los estudios coinciden en que las intoxicaciones agudas son un problema frecuente y creciente en los servicios de urgencias, sobre todo en la atención hospitalaria, siendo la mayoría de ellas por ingesta intencional de productos tóxicos y fármacos 1,2,3,4,5,6,7,12,13,16.

El lavado gástrico, a pesar de ser una técnica muy utilizada para la descontaminación intestinal, no está exenta de polémicas y controversia según los diferentes autores 1.

Algunos estudios respaldan que muchas de las incidencias durante el lavado gástrico son debidas a una mala colocación del paciente durante la técnica y la mala elección de la sonda a utilizar. También los tiempos de indicación para el lavado gástrico, no se cumplen en la práctica, realizándose lavado gástrico en pacientes que superan el tiempo indicado desde la ingestión hasta su llegada a los servicios de urgencias. Aunque, es cierto, que en los diversos estudios no existe consenso en cuanto al tiempo indicado 1,8,9.

Es evidente la heterogeneidad de los estudios en la explicación de la técnica del lavado gástrico, incluso algunos explican la realización del sondaje por vía nasogástrica como alternativa a la vía orogástrica 4.

Por último, cabe destacar que la mayoría de los estudios consultados hacen referencia al uso del carbón activado como medida alternativa o complementaria eficaz para la descontaminación gastrointestinal y disminución de la absorción del producto tóxico ingerido 1,2,4,6,8,10

 

CONCLUSIONES

La gran cantidad de intoxicaciones agudas atendidas en los servicios de urgencias hace fundamental el conocimiento de los diversos métodos de descontaminación gastrointestinal y el manejo de este tipo de pacientes 1,2,3,4,5,6,7,12,13.

Por ello, es importante conocer la técnica del lavado gástrico y sus indicaciones correctas para minimizar incidencias y complicaciones 1,4.

Es necesaria la existencia y realización de protocolos de Enfermería, con unanimidad de técnicas para la correcta atención de los profesionales o los pacientes. De esta forma, aumenta la calidad de los cuidados y atención y por ende la satisfacción de los pacientes y su confort 6,10.

La mayoría de los pacientes que requieren de la técnica del lavado gástrico son pacientes con patología psiquiátrica en los que la comunicación, la escucha activa y la empatía es fundamental para su colaboración y para evitar que se vuelvan a producir auto ingestas voluntarias de productos tóxicos 10.

 

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