Intervención con ejercicios de fuerza y flexibilidad en mayores de 60 años institucionalizados.

18 octubre 2021

AUTORES

  1. Mirian Sarrablo Iranzo. Enfermera en el Hospital Royo Villanova, Zaragoza, España.
  2. Vanesa Jiménez Millán. Enfermera en el Hospital Royo Villanova, Zaragoza, España.
  3. Ana Cristina Angulo Palacín. Enfermera en Hospital Royo Villanova, Zaragoza, España.
  4. Esther María Martínez Laborda. Enfermera en el Hospital Royo Villanova, Zaragoza, España.
  5. Raquel Cristina Egea González. Enfermera en el Hospital Royo Villanova, Zaragoza, España.
  6. Verónica Costa Navascués. Enfermera en el Hospital Royo Villanova, Zaragoza, España.

 

RESUMEN

El número de personas mayores en España se ha incrementado en las últimas décadas y se prevé que para el 2050 la cifra de ancianos en España será el doble que en la actualidad. Todo ello conlleva y conlleva un gran problema tanto sanitario como social. Numerosos estudios constatan que el ejercicio físico regular y adaptado para mayores está asociado con un menor riesgo de mortalidad.

Para la realización de este estudio se seleccionó a un grupo de 45 pacientes mayores de 60 años institucionalizados. El grupo se dividió de forma aleatoria en 23 pacientes que formaron el grupo control y 22 que formaron el grupo casos. A los pacientes que formaron parte del grupo casos se les sometió a una batería de ejercicio 3 veces a la semana durante 2 meses.

Observamos que una vez realizada la intervención con el grupo de 21 pacientes pertenecientes al grupo de casos, existen mejoras en parámetros como agilidad, equilibrio, fuerza y flexibilidad. En cambio en parámetros antropométricos no hay mejoría significativa, al igual que en la escala de Barthel y el Mini Mental Test (MMSE), en los que tampoco se observa mejoría. Por el contrario, en el grupo de control (no sometido a la intervención) durante este tiempo realizando las actividades habituales, no solo no se observa mejoría sino que sufren las modificaciones típicas de la edad.

El resultado de este estudio demuestra que existe una evidencia empírica que relaciona la realización de ejercicio físico y una mayor independencia en la realización de las actividades de la vida diaria. Este estudio nos demuestra que se debería invertir en ejercicio físico de calidad para la población mayor, pudiéndose derivar en un ahorro considerable para la sanidad.

 

PALABRAS CLAVE

Ancianos, ejercicio físico, Senior Fitness Test, psicomotricidad.

 

ABSTRACT

The number of elderly people in Spain has increased in recent decades, it is expected that by 2050 the number of elderly people in Spain will be double that of today. All this entails and will entail a great health and social problem. Numerous studies confirm that regular and adapted physical exercise for the elderly is associated with a lower risk of mortality.

To carry out this study, a group of 45 institutionalized patients older than 60 years was selected. The group was randomly divided into 23 patients who formed the control group and 22 who formed the case group. The patients who were part of the control group underwent a battery of exercise 3 times a week for 2 months.

We observed that once the intervention was carried out with the group of 21 patients belonging to the group of cases, there were improvements in parameters such as agility, balance, strength and flexibility, while in anthropometric parameters there was no significant improvement, as in the Barthel scale and Mini Mental Test, in the that no improvement is observed either. On the contrary, in the control group (not subjected to the intervention), during this time performing the usual activities, not only was no improvement observed, but also suffered the typical changes of age.

The result of this study shows that there is empirical evidence that physical exercise and greater independence in performing activities of daily living. This study shows us that you should invest in quality physical exercise for the elderly population, which could lead to considerable savings for health.

 

KEY WORDS

Elderly, exercise, Senior Fitness Test, psychomotor.

 

INTRODUCCIÓN

El envejecimiento se puede definir como el proceso que ocurre en los organismos vivos a lo largo del tiempo. El envejecimiento comprende, por tanto, todo proceso relacionado con el desarrollo y crecimiento y la fisiología de los adultos, la senescencia, y las enfermedades1. No es un proceso que proviene de una única causa, sino más bien es el producto de una compleja interacción de efectos biológicos y socio ambientales, o sea, lo genético y lo adquirido2.

Los ancianos en comparación con los más jóvenes, tienen menor capacidad para realizar ejercicios físicos y mayor prevalencia de comorbilidades. Sin embargo, está comprobado que se pueden beneficiar por efecto de un programa de ejercicios que conduzca a aumentar la tolerancia al esfuerzo, incremente la posibilidad de desempeñar las funciones de una vida independiente, alivie la depresión y la ansiedad, modifique favorablemente los factores de riesgo coronario y mejore la calidad de vida3.

Los beneficios del ejercicio se han conocido desde la antigüedad. Cicerón, alrededor del 65 a. C, declaró: «Es un ejercicio único que apoya a los espíritus, y mantiene la mente en vigor.» Sin embargo, el vínculo entre la salud física y el ejercicio (o falta de ella) fue puesto en conocimiento en 1949 y se comunicó en 1953 por un equipo dirigido por Jerry Morris4.

Así pues, debemos distinguir entre actividad física, definida como todo movimiento corporal producido por el sistema músculo esquelético con gasto de energía, que abarca una amplia gama de actividades y movimientos que incluyen las actividades cotidianas, como caminar en forma regular, tareas domésticas, jardinería, etc. y ejercicio físico, que es la actividad física que se planifica y se sigue regularmente. Se realiza con movimientos repetitivos, con el propósito de mejorar o mantener un componente específico del estado físico5.

 

La práctica regular de ejercicio físico, aumenta el sistema inmunológico y ayuda a evitar «enfermedades de la abundancia», tales como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y obesidad6.

El gran desafío de la salud pública referida a este grupo de personas es promover el mantenimiento de la funcionalidad. Como lo definió la OMS en el año 1959, en el documento “Aspectos de la salud pública en los ancianos y en la población”, la mejor forma de medir la salud en los ancianos es en términos de la función. Es por ello que promover la actividad física, el ejercicio físico y prevenir el sedentarismo son claves para el mantenimiento de la salud en el adulto mayor, como componente fundamental de un estilo de vida saludable.

Cada vez resulta más evidente que una parte importante del deterioro físico se debe a las complejas interacciones entre los determinantes genéticos del envejecimiento, las enfermedades, a menudo subclínicas, las condiciones sociales adversas y a la pérdida prematura de aptitudes funcionales por desuso. Actualmente existen estudios con datos que demuestran que el entrenamiento físico continuado en atletas ancianos, mantiene niveles adecuados de masa corporal magra, densidad ósea y potencia muscular, además de ayudar a controlar algunos factores de riesgo cardiovascular como la hipercolesterolemia. Incluso personas que superan los 90 años, responden al entrenamiento con un aumento del volumen de sus músculos y de la fuerza, a la vez que incrementan su masa ósea.

Se ha demostrado que los individuos que realizan ejercicios, tienen un 50% menos de probabilidad de fallecer por muerte prematura, que aquellos que son sedentarios, reduciéndose tanto el sufrimiento de la persona como las largas hospitalizaciones y los gastos que ello conlleva.

Un entrenamiento físico adecuado a la edad, sexo y capacidad físico-fisiológicas, puede inducir una marcada mejoría de las funciones esenciales retrasando el deterioro físico y la dependencia unos 10 a 15 años. Además, el ejercicio físico constituye el medio más seguro para mantener la autonomía, asegurar las capacidades motrices y cognitivas, ayudar a una mejor adaptación al entorno familiar y social, además de potenciar la sociabilidad y educar para el buen uso del tiempo libre, evitando el sedentarismo y dependencia en un ambiente potencialmente recreativo7.

 

Se ha observado, que la disminución en la fuerza muscular, resistencia y velocidad, observada en el proceso de envejecimiento, se debe a una reducción correspondiente en el tamaño y en el número de fibras musculares, especialmente en las fibras tipo II (fibras rápidas) 8, 9; a una disminución de la actividad enzimática muscular10, 11 y también a trastornos en la unión neuromuscular12, 13. Basándose en estos cambios solos, se puede anticipar que la capacidad de entrenamiento de los individuos de edad avanzada disminuye con el envejecimiento. Sin embargo, en otros estudios se ha observado que existe un aumento importante en la fuerza voluntaria máxima de los mayores con el ejercicio, comparable a la del joven, cuando se expresa como un cambio en el porcentaje con respecto a la fuerza inicial14; por lo que se llega a la conclusión, de que la capacidad de entrenamiento de la función muscular del individuo de edad avanzada, no difiere mucho de la de las personas jóvenes.

Los cambios biológicos observados en los músculos esqueléticos de las personas ancianas, como se mencionó anteriormente, pueden deberse a la inactividad más que al proceso de envejecimiento, ya que es posible observar cambios similares en el desuso como resultado de la inmovilización15,16.

Sobre la base de los análisis anteriormente mencionados, se presume que el deterioro funcional en las personas de edad avanzada se debe, al menos en parte, a la inactividad. Por lo tanto, el ejercicio físico se convierte en un enfoque terapéutico importante para mejorar la función general en la persona discapacitada de edad avanzada17, 18,19.

La participación de una persona de edad avanzada en un programa de ejercicios físicos, implica riesgos como la posibilidad de una caída accidental (disminución de la coordinación y del equilibrio) la cual puede ocasionar una fractura o un esfuerzo excesivo sobre el sistema cardiovascular alterado. Sin embargo, en la mayor parte de los casos, los riesgos se justifican, ya que la alternativa es el debilitamiento por la inmovilización y las secuelas de depresión, osteoporosis y demás funciones que se ven afectadas por esta situación. No obstante, el paciente anciano requiere una supervisión estrecha durante la actividad física para evitar un riesgo indebido20.

 

Los ejercicios físicos para este grupo de edades deben tener las siguientes características:

  • Que sean de carácter aeróbico y submáximos.
  • Que participen la mayor cantidad de grupos musculares.
  • Que sean sistemáticos.
  • Evitar actividades complicadas.
  • Tener presente que esta actividad implica riesgos (caída accidental, sobrecarga al sistema cardiovascular, etc.).
  • Debe existir una supervisión estrecha de la actividad.

Acciones fisiológicas del ejercicio terapéutico:

Efectos locales:

  • Mejora la circulación (bomba mecánica).
  • Aumento del volumen muscular.
  • Combustión del glucógeno.
  • Favorece la potencia muscular (ejercicios activos).
  • Distensión de estructuras fibrosas (ejercicios pasivos).
  • Estimula los nervios periféricos.

Efectos generales:

  • Aumento del trabajo cardíaco.
  • Aumento de la circulación general (favorece el intercambio vascular).
  • Favorece la termogénesis por lo que aumenta la temperatura.
  • Conlleva efectos psíquicos favorables, conduciendo a un estado físico satisfactorio.

Clasificación:

Según la mayor o menor participación del paciente en la ejecución de los movimientos y la ayuda a resistencia aplicada manual o por mecanismos externos diversos, los ejercicios se clasifican en pasivos y activos.

 

HIPÓTESIS

La realización de un programa de ejercicios durante 30 minutos 3 veces por semana en personas mayores de 60 años durante 2 meses, mejora la fuerza y la flexibilidad así como la capacidad para la realización de las actividades de la vida diaria.

 

OBJETIVOS

  • Objetivo principal: Determinar los efectos de la realización de ejercicios de fuerza y flexibilidad en pacientes mayores de 60 años institucionalizados en Zaragoza.
  • Objetivos secundarios:
    • Identificar a todos los pacientes institucionalizados con posibilidad de realizar ejercicios de fuerza y flexibilidad.
    • Clasificar a los residentes según el grado de deterioro cognitivo, la capacidad de realización de los ejercicios y los niveles de intensidad basándonos en las siguientes escalas:
      • Barthel y Mini Mental State Examination (MMSE).
      • Test del equilibrio estático.
      • Test de fuerza para extremidades inferiores.
      • Test de fuerza para extremidades superiores.
      • Test de flexibilidad para las extremidades inferiores.
      • Test de flexibilidad para extremidades superiores.
      • Test de agilidad.
  • Analizar posibles factores de riesgo que puedan relacionarse con la pérdida de habilidades psicomotrices.

 

MATERIAL Y MÉTODO

  • Tipo de Estudio: Es un estudio de casos – control prospectivo.
  • Muestra:
  • Tamaño de la muestra: Se han incluido dentro del estudio todas aquellas personas mayores de 60 años residentes en un centro sociosanitario de Zaragoza. Tras hacer la selección, se obtuvieron 45 residentes. Teniendo en cuenta que el tipo de estudio “caso-control” nos hace tener que dividir el grupo inicial en 2 subgrupos. De manera aleatoria, se seleccionaron 23 personas para el grupo casos y 22 quedaron en el grupo de control.
  • Criterios de inclusión: Fueron incluidos en el estudio todos los pacientes mayores de 60 años institucionalizados en un centro sociosanitario de Zaragoza, sin distinción de sexo y con una duración de ingreso superior a 1 mes, que no tuvieran patología que nos pudiese limitar la realización de los ejercicios; y que aceptaron y firmaron el consentimiento informado.
  • Criterios de exclusión: Se excluyeron del estudio aquellos residentes con gran deterioro cognitivo, o con patología muscular que pudiera impedir la realización de la batería de ejercicios.
  • Recogida de datos: Se realizaron dos medidas de todos los parámetros y escalas mencionadas a continuación, una al inicio del estudio y otra al término de los dos meses de intervención.
  • Mini Mental (MMSE) y Barthel.
  • Parámetros Antropométricos (Peso, talla, IMC).
  • Test del equilibrio estático: Se coloca al paciente en bipedestación con las manos en las caderas. Permanecer apoyado sobre la planta de un pie. El otro pie permanece apoyado sobre el tobillo del pie sobre el que se sustenta.
  • Test de fuerza para extremidades superiores: Sentarse en una silla tamaño estándar (43-44 cm de altura). Agarrar la mancuerna (2’5 kg mujeres – 4 kg hombres) con la mano que se vaya a realizar el test. A la señal de “ya”, habrá que flexionar y extender el brazo tantas veces como sea posible.
  • Test de fuerza para extremidades inferiores: Sentarse en mitad de una silla tamaño estándar que se encuentre pegada a la pared. Mantener los brazos cruzados y pegados al pecho. A la señal de “ya”, habrá que levantarse y volverse a sentar tantas veces como sea posible.
  • Test de flexibilidad para extremidades superiores: Colocarse en bipedestación. Situar una de las manos por encima del hombro, con el codo apuntando hacia arriba, los dedos extendidos con la palma de la mano hacia dentro e intentando deslizar ésta lo máximo posible a lo largo de su espalda. Al mismo tiempo, colocar la otra mano detrás de la espalda, con la palma hacia fuera e intentar alcanzar o sobrepasar la otra mano. Se realizan dos intentos (uno con cada brazo).
  • Test de flexibilidad para extremidades inferiores: Sentarse en el borde de una silla tamaño estándar. Una pierna permanece flexionada con la planta del pie apoyada en el suelo. La otra está estirada lo máximo posible siguiendo la línea de la cadera, con el talón en contacto con el suelo y el pie en flexión de 90º. La espalda permanece recta, con la cabeza en línea con el tronco. Las manos deben estar colocadas una encima de otra, de manera que los dedos más largos queden superpuestos y se recomienda utilizar una regla a modo de guía para deslizar las manos sobre ella. Intentar alcanzar poco a poco la punta del pie con las manos, mientras se expulsa el aire. Se realizan dos intentos (uno con cada pierna).
  • Test de agilidad: Sentarse en el medio de una silla tamaño estándar con la espalda recta y las manos sobre los muslos. Una pierna permanece ligeramente adelantada sobre la otra. Cuando indique el monitor, hay que levantarse de la silla, caminar lo más rápido posible hacia el cono, rodearlo (por cualquiera de sus lados) y volver a sentarse de nuevo en la silla. Se realizan dos intentos separados entre sí, al menos, por un minuto de descanso.

Se realizó una observación en la realización de los ejercicios, tanto el primer día en que se inició el programa como en el posterior seguimiento durante los 2 meses. Por último, se les valoraron otros detalles relevantes como: edad, sexo, Índice de Masa Corporal (IMC), factores de riesgo asociados, diagnóstico principal que potenciaron su ingreso en el centro, duración de la estancia, medicación, registro de caídas durante el tiempo del estudio y TA.

  • Consentimiento informado: Los pacientes elegidos para el estudio tanto del grupo de casos como en el de control o sus familiares en caso de estar incapacitados, tuvieron que firmar el consentimiento informado siguiendo las recomendaciones del Comité Deontológico.
  • Diseño de la intervención (Batería de ejercicios):

 

1. Fase Inicial o Calentamiento: Se recomendó realizarla en un tiempo promedio de 10/15min con movimientos lentos y continuos. Ejercicios recomendados para esta sección:

  • Realizar ejercicios de respiración colocando las manos, una en el tórax y otra en el abdomen, para observar una respiración diafragmática.
  • Caminata a paso lento con ayudas técnicas con respiraciones suaves y pausadas.
  • Partiendo de la posición neutra, se realiza flexión y extensión del cuello, de manera suave y pausada, respetando el rango de movimiento de cada paciente.
  • Partiendo desde la posición neutra, se lleva a cabo rotaciones de cabeza y cuello hacia ambos lados de manera alternada.
  • Realizar elevaciones de los hombros de forma alternada, partiendo desde una postura relajada de los brazos pegados al tórax.
  • Con los brazos pegados al tórax y los hombros relajados, se llevan hacia el frente, abajo, atrás y arriba simulando hacer un círculo. Del total de las repeticiones, se hacen la misma cantidad pero hacia atrás.
  • Realizar flexión total de los brazos partiendo desde la posición neutra del hombro, pudiéndose hacer de modo bilateral o alternado.
  • Partiendo de la flexión total de hombro, se realiza una flexión de codo de un brazo combinado con una flexión de columna del lado contralateral y viceversa. (Como tratando de tocar el techo con una mano).
  • Realizar flexión y extensión de codo partiendo desde la posición neutra de hombro y codo, manteniendo los brazos pegados al tórax de manera relajada.
  • Partiendo de una extensión de hombro con flexión de codo, se realiza una extensión de codo manteniendo la extensión de hombro y se regresa a la posición inicial.
  • Desde una flexión de hombro a 90° y extensión de codo, con el antebrazo en posición prona y las muñecas en posición neutra, se lleva a cabo una flexión y extensión palmar.
  • Con posición neutra de hombro, flexión de codo y antebrazos en posición supina y muñecas en posición neutra, se hace flexión y extensión de dedos (cerrando las manos).
  • Con posición neutra de hombro, flexión de codo y antebrazos, en posición supina y muñecas en posición neutra, se realiza la oponencia de cada dedo contra el pulgar.
  • Partiendo de la posición neutra de la columna y con los brazos pegados al tórax, se realiza una flexión de la columna y se flexionan los brazos dejándolos relajados al frente y regresando a la posición inicial.
  • Con los brazos en flexión a 90°, codos en extensión, antebrazos y muñecas en posición neutra, se realiza una aducción o flexión horizontal sobrepasando la línea media (tijeras).
  • Sentado en una postura erguida y con los brazos pegados a los costados, se realiza flexión y extensión plantar (pararse de puntas y talones). Se puede realizar primero, sólo flexión y luego extensión, o de manera alternada.
  • Partiendo desde la postura sentada, se lleva a cabo flexión de cadera y rodilla de una pierna, regresando a la postura inicial y haciendo lo mismo con la pierna contraria (como simulando marchar).
  • De pie se lleva a cabo de manera alternada, la flexión de rodilla a 90° y se regresa a la posición inicial.
  • En posición sentada, se realizan círculos con los tobillos. Una vez finalizada la circunducción de un tobillo se regresa a la postura de partida y se realiza el movimiento con el pie contrario.

 

2. Fase de Fortalecimiento: Fue de 30/35 minutos y se pudo ir incrementando conforme fue mejorando la condición física de cada paciente.

2.1 Ejercicios en posición sedente para miembros superiores.

  • En posición sedente y con los brazos a los costados, se coloca una liga sostenida por los pies (pisando la liga), se toma con ambas manos y se realiza una flexión de hombro hasta los 90° de movimiento. Se deberá mantener siempre la espalda erguida y la cabeza alineada, con la vista al frente. El movimiento se puede hacer de manera bilateral o alternando los brazos.
  • En la posición sedente y con la liga sostenida por debajo de los pies, se toma con ambas manos y con los brazos pegados al tórax, se inicia el movimiento de abducción de hombro hasta los 90°, regresando posteriormente a la posición inicial. Este ejercicio se puede hacer de forma alternada o con los dos brazos de manera simultánea.
  • En posición sedente, con los brazos a los costados y una liga bajo los pies, se realiza una extensión de hombro hasta los 30° de movimiento, ya sea de manera alternada o bilateral.
  • En posición sedente, con los brazos pegados al tórax y los codos en flexión a 90°, se toma una liga que se sostendrá por debajo de los pies, realizando flexión completa de codo y extensión de codo a 180°, para regresar a la postura de partida, haciendo los movimientos de manera bilateral.

2.2 Ejercicios en posición sedente para miembros inferiores.

  • En posición sedente y con la espalda pegada al respaldo de la silla, se coloca una liga alrededor de ambos tobillos y se realiza una extensión de rodilla completa, regresando a la postura de partida. Se realiza de manera alternada para que la liga ofrezca resistencia.
  • Se coloca una liga alrededor de ambos pies y se hace una dorsiflexión de tobillo, alternando el pie con el que se trabaja.

2.3 Ejercicios en posición de bipedestación para miembros inferiores.

  • En bipedestación, se coloca una liga alrededor de ambos tobillos y se hace una flexión de cadera hasta los 45° de movimiento, pudiéndose hacer los movimientos primero con una pierna y luego con la contraria. Al finalizar las flexiones, se realiza el movimiento de extensión de cadera hasta los 30° aproximadamente.
  • Con una liga alrededor de los tobillos, se realiza el movimiento de abducción de cadera hasta los 45° de movimiento de manera alternada con ambas piernas.
  • Partiendo de la posición bípeda y manteniendo la espalda erguida, se realizan flexiones de cadera y rodilla para descender hasta que la rodilla esté en un rango de flexión de 90° (sentadillas), cuidando siempre que la rodilla no sobrepase de la alineación con los pies, manteniendo la vista al frente y regresando a la postura de partida.
  • En posición bípeda, se realizan flexiones de rodillas con extensión de cadera, alternando cada pierna, cuidando de mantener la espalda erguida y la vista al frente.

 

3. Fase de equilibrio y estiramiento: Fue de 15 min. e incluyó ejercicios de flexibilidad y equilibrio. El estiramiento se mantuvo al menos 10 segundos y se repitió de 5 a 10 veces, al final de cada sesión de actividad. Se realizó de forma suave, lenta y sostenida para evitar lesiones.

3.1 Ejercicios de equilibrio.

  • En posición sedente, se realizan balanceos con el tronco hacia la derecha e izquierda, con los pies firmes en el piso y haciendo los movimientos de manera alternada.
  • En posición sedente, se hacen balanceos con el tronco hacia delante y atrás, con los pies firmes en el piso.
  • En posición bípeda, se realizan balanceos sobre cada una de las extremidades inferiores, dejando caer el peso del cuerpo en la pierna que se encuentra apoyada en el piso, haciendo los movimientos de forma alternada.
  • En posición bípeda, con las extremidades inferiores en posición neutra, se desplaza una pierna hacia delante unos 15 cm dejando caer el peso del cuerpo sobre ella, se vuelve al punto de partida, para desplazarla hacia atrás unos 10 cm, dejando caer el peso del cuerpo hacia atrás.

3.2 Ejercicios de estiramiento.

  • Partiendo de la posición neutra, se realiza flexión y extensión del cuello, de manera suave y pausada, respetando el rango de movimiento de cada paciente.
  • Partiendo desde la posición neutra con la vista al frente, se realizan lateralizaciones de cuello de modo suave y pausado, permitiendo que el estiramiento sea eficaz, alternando los movimientos a cada lado, regresando siempre a la postura de partida entre cada movimiento.
  • En posición bípeda y con los brazos a los lados del cuerpo, se realiza lateralización de la columna elevando en flexión y abducción el brazo contralateral, permitiendo con ello un estiramiento de paravertebrales y regresando a la postura de partida entre cada movimiento realizado, haciéndolo de manera alternada.
  • En bipedestación, se realiza una extensión de los brazos y se entrecruzan los dedos en la parte posterior del cuerpo. Se intenta la máxima extensión de los hombros para permitir un estiramiento de los bíceps braquiales y de los pectorales.
  • En bipedestación, se hace la flexión de hombro con flexión de codo. El brazo contrario se lleva por detrás de la cabeza para tomar el codo del brazo contralateral y así llevarlo más hacia atrás, haciendo con ello un estiramiento del tríceps braquial. Una vez terminadas las series a realizar, se cambia de brazo y se trabaja lo anterior.
  • En posición bípeda, se hace una flexión horizontal de hombro y con la mano contraria se sostiene al brazo en esta posición, llevando un poco más a la flexión, permitiendo así el estiramiento. Se alterna el ejercicio con ambos brazos.
  • En bipedestación, con los brazos en flexión a 90° y los codos en flexión a 90°, juntando ambas manos al frente del cuerpo con las muñecas a 90°, se levantan los codos para permitir así un estiramiento de muñeca.
  • En bipedestación, se realiza una extensión de cadera a 30° y una flexión de rodilla a unos 130° de movimiento, se toma el pie con la mano homolateral y se lleva el pie a tratar de tocar el glúteo con el talón, permitiendo así un estiramiento del cuádriceps, y una vez terminada la serie se cambia de pierna.
  • Partiendo de una bipedestación con ambas piernas en posición neutra, se adelanta una pierna unos 15 a 20 cms, cuidando que la pierna que está en la parte posterior no deje de tocar el piso con todo el pie (no despegar el talón), se hace una inclinación del cuerpo hacia el frente, apoyándose en una pared o mesa para mantener la postura y manteniendo la espalda derecha. Se realiza un estiramiento de gemelos y sóleo.
  • En bipedestación, se pone la pierna completa en extensión de rodilla y se hace flexión plantar, seguida de una inclinación de tronco, hasta sentir el estiramiento en la parte posterior de la pierna.
  • En posición sedente con una pierna con flexión de cadera a 90° y flexión de rodilla a 90° sostenida por la rodilla contraria, se realiza una dorsiflexión y luego una flexión plantar ayudándose con las manos para mantener el estiramiento. Se puede realizar de manera alternada o primero un movimiento y luego el otro.
  • Análisis estadístico: Se efectuó un análisis descriptivo, presentándose la media y desviación estándar de todas las variables como peso, altura, IMC, flexibilidad y fuerza de extremidades superiores e inferiores y agilidad.

Se utilizó el test de Kolmogorov-Smirnov para demostrar que todos los parámetros medidos en el estudio tenían una distribución normal.

Se realizó el Test-T para variables dependientes e independientes para comprobar si hubo mejoras significativas intragrupales en el grupo de casos y en el de control, entre las medidas iniciales y las finales.

Se establece un grado de significación de P < 0,05. Los datos se analizaron mediante el paquete estadístico SPSS v 18 para Windows.

 

RESULTADOS

El total de residentes valorados durante el periodo de recogida de datos ha sido de 45, siendo la proporción de hombres del 36,6% y la de mujeres del 63,4%. La edad media de los residentes es de 77 años, con un rango de 60 a 94 años.

De un total de 45 residentes 4 de ellos abandonaron el estudio por fallecimiento, y 4 residentes tuvieron 1 o 2 ausencias por enfermedad común. En los 2 grupos (casos – control) no se aprecian diferencias significativas en cuanto a los valores de medición obtenidos al inicio de este estudio.

Comenzamos con una valoración general basándonos en las escalas Barthel y MMSE, antes y después de someter a los residentes a la batería de ejercicios, y se observa que ambas escalas no sufren variaciones tras realizar los ejercicios.

Medimos el perfil antropométrico de todos los residentes (altura, peso e IMC) antes y después de la batería de ejercicios, y observando lo siguiente:

  • En el grupo de residentes que se sometió a la batería de ejercicios, se observa un ligero descenso del peso frente al grupo que no se sometió a la batería de ejercicios, ya que no solo no se mantuvieron de peso sino que aumentaron éste. P > 0,05 (P = 0,090).
  • En cuanto a la altura, ha habido ligeras modificaciones en cuanto a disminución de la altura en ambos grupos, pudiendo ser debido a las modificaciones típicas de la edad o bien a la medición por parte del evaluador. P > 0,05.
  • El IMC se ve modificado en ambos grupos. En el grupo casos el IMC se vio disminuido y en el grupo de control, no solo no se mantuvo el mismo IMC que en la medición inicial sino que aumentó. P > 0,05 (P = 0,097).

Pese a que se observan modificaciones en las medidas de los perfiles antropométricos los datos nos dicen que las modificaciones no son significativas (peso P = 0,090 / altura P > 0,05 / IMC P = 0,097).

 

Se valoraron todos los parámetros del Sénior Fitness Test, iniciales y tras la batería de ejercicios obteniéndose los siguientes resultados:

  • Equilibrio estático: en el grupo de casos observamos una mejoría con una medición inicial media 24,05s y final 27,86s. En el grupo de control se observa que con el paso del tiempo se va perdiendo estabilidad, una medición inicial media 25,90s y final de 24,30s. Las variaciones sufridas en el equilibrio tras el ejercicio son significativas (P < 0,00).
  • Fuerza en extremidades superiores, en el grupo de casos observamos una mejoría con una medición inicial media en extremidades superiores de 8,10 + DS y final 8,86+DS nº de veces que se levantan las mancuernas. En el grupo de control se observa que con el paso del tiempo se va perdiendo fuerza, una medición inicial media 8,10+DS y final de 6,95+DS nº de veces que se levanta una mancuerna. Las variaciones que sufren los ancianos tras el ejercicio son significativas (P < 0,01).
  • Fuerza en las extremidades inferiores, en el grupo de casos se observa una mejoría con los ejercicios dado que la medida inicial media es 6,33+DS y medida final es de 7,71+DS nº de veces que la persona se levanta y se sienta en la silla. Con el grupo de controles ocurre todo lo contrario, se observa una disminución de la fuerza medida inicial media es 7,75+DS y la final 6,55+DS nº de veces que la persona se levanta y se sienta en la silla. Las variaciones que sufren los ancianos tras el ejercicio son significativas (p < 0,000).
  • Flexibilidad en extremidades superiores, en el grupo de casos observamos una mejoría con una medición inicial media en extremidades superiores de -2,748 cm y final -2,357 cm que faltan para la unión en la espalda de ambas manos. En el grupo de control se observa que con el paso del tiempo se va perdiendo flexibilidad, un valor inicial medio de -2,750 cm y final de – 3,05 cm que faltan para la unión en la espalda de ambas manos.
  • Flexibilidad en las extremidades inferiores, en el grupo de casos se observa una mejoría con los ejercicios dado que la medida inicial media es – 2 cm y medida final es de – 1,452 cm que faltan para la unión en la zona distal de los dedos con la zona distal del pie. Con el grupo de controles ocurre todo lo contrario, se observa una disminución de la flexibilidad medida inicial media es -2 cm y la final -2,425 cm que faltan para la unión en la zona distal de los dedos con la zona distal del pie. Las variaciones que sufren los ancianos tras el ejercicio son muy significativas (P= 0,01).
  • Agilidad, en el grupo de casos observamos un empeoramiento con una medición inicial media de 13,10s y final de 13,14s que es el tiempo que tarda en recorrer un circuito. En el grupo de control se observa que con el paso del tiempo se va perdiendo agilidad con una medición inicial media 13,20s y final de 14,55s que es el tiempo que tarda en recorrer un circuito. Los resultados que obtenemos en el estudio de este parámetro no son significativos (P= 0,139).

 

DISCUSIÓN

El presente estudio parte de la hipótesis; «La realización de un programa de ejercicios durante 60 minutos 3 veces por semana en personas mayores de 60 años durante 2 meses mejora la fuerza y la flexibilidad así como la capacidad para la realización de las actividades de la vida diaria´´. Los hallazgos de esta investigación confirman en gran parte la hipótesis inicial.

El ejercicio físico incide positivamente sobre la mayor parte de funciones físicas y psicosociales de la persona mayor. De hecho, Weisser 2009 en su estudio nos dice que, actualmente el ejercicio físico regular adaptado para la población mayor, es la mejor terapia no farmacológica contra las principales enfermedades asociadas con el envejecimiento21.

En cuanto a los parámetros antropométricos en la medición final, los hallazgos de este estudio no son significativos ya que aunque se produce un ligero descenso del peso y por consiguiente del IMC, en las personas tanto con normopeso como con sobrepeso, no podemos decir que esté relacionado con la realización de ejercicio físico. Aunque en este estudio el ejercicio solo mejoró levemente la pérdida de peso en comparación con otros estudios22 en los que se sometió a un grupo de pacientes (casos) durante un año, a ejercicio físico y a dieta, y a otro grupo (control) no se le sometió a nada. Se observó que había una reducción de peso del 9% (P < 0,05). En otros estudios, en los que se combinaron la realización de ejercicio físico con dietas alimenticias, la cantidad de peso perdido lograda uniendo estos dos parámetros aumentó de manera significativa (P < 0,05)23, 24.

El ejercicio físico tiene efectos estadísticamente significativos sobre el equilibrio en las personas mayores, a diferencia de la actividad habitual. Las intervenciones que parecen tener el mayor impacto fueron marcha, equilibrio, ejercicios funcionales y de coordinación, fortalecimiento de músculos y múltiples ejercicios. La mejoría se observó en la capacidad de mantenerse parado sobre un solo pie y en poder extender los brazos hacia adelante sin perder el equilibrio ni caminar. Este resultado de mejoría también se observa en Brouwer 2003 que en su estudio se entrena un grupo de personas durante 8 semanas para mejorar el equilibrio y el temor que tenían estos pacientes a caerse (P < 0,006)25. También se observa una tendencia a mejorar capacidad para mantener el equilibrio del grupo que ha realizado ejercicios con un grado de significación (P < 0,05)26.

 

En lo que respecta a la agilidad se demuestra que pese a la realización de la batería de ejercicios durante 2 meses, en nuestro estudio no se obtiene un beneficio significativo. Puede ocurrir que no mejoren la marcha por los cambios típicos de la edad. En otros estudios revisados, tras someter a un grupo de 20 personas durante 12 semanas a una serie de intervenciones no se presentó un cambio significativo de la primera a la segunda medición realizada al grupo experimental, pero sí en la tercera medición que se realizó que ocurrió a las 9 semanas (P < 0,05)27. Quizás, sí se sometiera durante más tiempo a los ancianos a la batería de ejercicios, se obtendrían beneficios más significativos.

En la medición de la fuerza tanto en extremidades superiores como inferiores, tras la realización de los ejercicios, se observa una mejoría significativa (P < 0,000). Estos resultados se pueden deber a dos factores determinantes, como la intensidad y el volumen de los programas de entrenamiento utilizados. También se deberían considerar variables muy influyentes, como nivel inicial de entrenamiento, edad, sexo, antecedentes de actividad física, historial de enfermedades, etc. También se obtiene el mismo resultado en un estudio donde, tras someter a los ancianos a una batería de ejercicios de 18 sesiones, con una banda elástica se observa que mejora la fuerza (P= 0,01) lo que conlleva una mayor independencia para desarrollar las actividades de la vida diaria28.

En cuanto a la flexibilidad se observa que existe una mejoría significativa (P<0,01) tras realizar la batería de ejercicios. Esto puede ocurrir debido a que entre los estiramientos que se realizan antes de comenzar con los ejercicios y los mismos, se está constantemente trabajando la flexibilidad. Hay estudios en los que se demuestran los beneficios que obtienen los ancianos institucionalizados al realizar ejercicios y estiramientos. El 80% de los ancianos se benefician del programa de ejercicios lo cual influye notablemente sobre las actividades de la vida diaria29.

 

LIMITACIONES DEL ESTUDIO

No se midió ni al inicio ni al final del estudio la composición corporal, lo que nos puede llevar a un resultado erróneo en cuanto al peso, ya que puede disminuir la grasa corporal y aumentar la masa muscular en el peso de los ancianos.

En el programa de ejercicios físicos no se tuvo en cuenta que se debería hacer en progresión, con menor carga al inicio que al final.

 

CONCLUSIONES

La realización de un programa de ejercicios durante 60 minutos 3 veces por semana en personas mayores de 60 años durante 2 meses, mejora la fuerza y la flexibilidad así como la capacidad para la realización de las actividades de la vida diaria. No conlleva ningún riesgo para la salud de los ancianos siempre que los ejercicios se realicen bajo la supervisión de personal cualificado.

Se observa que las variables antropométricas no se modifican de forma significativa tras la realización durante 2 meses de ejercicio físico.

Tras realizar las escalas Barthel y MMSE al inicio y final del estudio se observa que no existe modificación ninguna.

Este periodo de tiempo en el que los ancianos han estado realizando ejercicios se observa que al mejorar la fuerza y flexibilidad también mejoran en el desempeño de las actividades de la vida diaria, lo que beneficia en el día a día de los ancianos.

Partiendo de estas evidencias observadas en este estudio, la práctica de ejercicio físico regular a través de la inclusión de programas enfocados a personas mayores, dirigidos o supervisados por especialistas del ámbito de la actividad física, favorecen un mejor estado de salud y calidad de vida; consiguiendo así, mantener y/o fomentar la independencia funcional en un rango de población con un crecimiento exponencial en nuestro país y una mayor esperanza de vida.

 

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