Barreras idiomáticas como complicaciones adicionales en el abordaje del ICTUS.

4 octubre 2021

AUTORES

  1. Ángela Ramos Salvachúa. Graduada en Fisioterapia. Fisioterapeuta Servicio Aragonés de Salud.

 

COMUNICACIÓN BREVE

Los accidentes cerebrovasculares son una de las patologías con mayor incidencia en la actualidad1. Existen múltiples protocolos y vías de actuación para su detección y tratamiento precoces. No obstante, en ocasiones se dan obstáculos difíciles de superar por muy avanzada que esté la capacidad científico-asistencial de un hospital. En este sentido, es importante destacar un tipo de barrera diferente a las ya conocidas en cuanto a capacidad científico-técnica de los profesionales, política sanitaria del país, nivel asistencial del centro sanitario… y es el idioma2,3.

 

Una barrera idiomática es aquella dificultad en la comunicación que tiene lugar entre el paciente y, en este caso, el profesional asistencial en el ámbito hospitalario a causa del código del mensaje que se trata de transmitir. Esta barrera impide que el profesional sanitario obtenga información del paciente y viceversa. No sólo se trata de información clínica sino también del entorno biopsicosocial, que muchas veces se torna crucial para un adecuado enfoque del tratamiento.

 

Se sabe que en caso de ictus algunos pacientes pueden presentar afasias, tanto de tipo motor, como sensitiva o mixta, en función del área cerebral lesionada. A este hecho puede sumarse que el paciente hable un idioma diferente a la región geográfica en la que se encuentra ingresado y no sea capaz de comprenderlo ni tampoco de expresarlo.

 

Como ya se ha comentado anteriormente los accidentes cerebrovasculares cada vez tienen una incidencia mayor, con la diferencia de que actualmente puede darse en pacientes de menor edad. Algunos factores de riesgo que propician su aparición son hábitos nocivos como el tabaco, ingesta de alcohol, predisposición genética, sedentarismo, hipercolesterolemia, hipertensión arterial y dislipemia entre otros. Cabe pensar que gran parte de los factores anteriores son típicos de países de alto o medio nivel económico, sin embargo, en los últimos años está habiendo un aumento llamativo de la incidencia de ictus en regiones en vía de desarrollo como es el caso de África4.

 

El notable aumento de ictus dentro de esta población es una realidad cada día más frecuente, y a la que hay que hacer frente. El hecho de que un paciente no sea capaz de comunicarse por causas ajenas al propio ictus produce una sensación de aislamiento que dificultará el curso favorable de la enfermedad. Por este motivo es por el que se desarrolla la presente comunicación breve: sensibilizar a los profesionales sanitarios a tomar medidas ante este tipo de situaciones. Del mismo modo que existen infografías y múltiples recursos para personas con discapacidad como las personas sordomudas, se deberían implantar este tipo de dinámicas en el ámbito hospitalario cuando el problema radica únicamente en el idioma. Por otro lado, sería recomendable no centrarse sólo en la recuperación a nivel sensitivomotora o cognitiva de estos pacientes, sino que a veces el simple hecho de localizar a un familiar o conocido que pueda acompañarle durante al menos una fracción del día podría acelerar notablemente la recuperación simplemente por el hecho de hacer de intercomunicador. Asimismo, no puede omitirse la importancia de la comunicación no verbal en un ambiente hospitalario donde la mascarilla dificulta todavía más si cabe la capacidad de transmitir mensajes a los pacientes que se encuentran en estados clínicos graves. Los pacientes no sólo reciben estímulos auditivos o visuales, sino que también están constantemente sometidos a estímulos táctiles, y es a este tipo de comunicación a la que también hay que prestar especial atención, la tactésica. El modo en que se toca a un paciente, se le moviliza, o se estimula, no puede pasar desapercibido. En resumen, partiendo de la base de que no existe la no comunicación, hemos de tener muy presente como profesionales sanitarios que, aunque existan barreras que dificulten la comunicación verbal con los pacientes, existen vías alternativas a explotar que podrían ayudar de manera significativa a la recuperación tras sufrir un accidente cerebrovascular. El abordaje de este tipo de pacientes requieren un abordaje biopsicosocial completo para el que se requieren sin duda alguna habilidades comunicativas además de las ya asumidas competencias científico-técnicas.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Johnson W, Onuma O, Owolabi M, Sachdev S. Stroke: A global response is needed. Bull World Health Organ. 2016;94(9):634A-635A.
  2. Craig LE, McInnes E, Taylor N, Grimley R, Cadilhac DA, Considine J, et al. Identifying the barriers and enablers for a triage, treatment, and transfer clinical intervention to manage acute stroke patients in the emergency department: A systematic review using the theoretical domains framework (TDF). Implement Sci [Internet]. 2016;11(1). Available from: http://dx.doi.org/10.1186/s13012-016-0524-1
  3. Shah BR, Khan NA, O’Donnell MJ, Kapral MK. Impact of language barriers on stroke care and outcomes. Stroke. 2015;46(3):813–8.
  4. Owolabi MO, Akarolo-Anthony S, Akinyemi R, Arnett D, Gebregziabher M, Jenkins C, et al. The burden of stroke in Africa: A glance at the present and a glimpse into the future. Cardiovasc J Afr. 2015;26(2):S27–38.

 

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