Alivio del dolor en el parto: revisión bibliográfica.

21 septiembre 2021

AUTORES

  1. María del Mar Cuartero Funes. Especialista en Enfermería Obstétrico-Ginecológica. Graduada en enfermería Universidad de Zaragoza. Matrona en Hospital Universitario Miguel Servet.
  2. Andrés Jumilla Burugorría. Graduado en Enfermería Universidad de Zaragoza. Hospital General de la Defensa.
  3. Ester Ventura Tazueco. Graduada en Enfermería Universidad de Zaragoza. Centro de Salud Delicias Norte.
  4. Paula Cristina Ondiviela Garcés. Graduada en Enfermería Universidad de Zaragoza. Unidad de Cuidados Intensivos Hospital Lozano Blesa.
  5. Riaco David Bueicheku Buila. Especialista en Enfermería pediátrica. Graduado en Enfermería en Universidad de Zaragoza. Urgencias Pediátricas Hospital Miguel Servet.

 

RESUMEN

Introducción: El dolor experimentado por las mujeres durante su parto debe comprenderse como un amplio concepto, pues más allá de los factores fisiológicos, se ve influenciado también por factores psíquicos y socioculturales. El dolor en el parto es una de las principales causas de preocupación en las mujeres embarazadas. Por ello, resulta importante que los profesionales sanitarios sepan ofrecer a las parturientas diferentes métodos alternativos para gestionar el dolor, favoreciendo así el conocimiento por parte de la mujer, de las características junto con los beneficios y efectos adversos de dicho dolor, y la preparación para saber controlarlo.

Método: se ha llevado a cabo una investigación consistente en una revisión bibliográfica sistemática sobre la literatura científica existente. Se ha realizado una búsqueda sistemática de libros y, también, se han consultado artículos en las principales bases de datos: Pubmed, Medline, y Scielo, seleccionando artículos científicos procedentes de publicaciones académicas revisadas e información de guías actualizadas.

Resultados: El apoyo continuo durante el parto, la libertad de movimientos, las inyecciones de agua estéril y la inmersión en agua han obtenido resultados muy favorables en pruebas científicas, pudiendo ser aplicadas por la matrona. Se requieren resultados adicionales para confirmar la efectividad de la acupuntura, la hipnosis y TENS. Estas técnicas pueden utilizarse solas o en combinación con otras, incluida la analgesia farmacológica. Es preciso efectuar más investigaciones controladas y aleatorizadas sobre la efectividad de algunas de las técnicas.

Conclusiones: El alivio del dolor, bienestar y satisfacción materna forma parte de nuestras competencias enfermeras y código deontológico, si como profesionales especialistas desconocemos su forma de uso o tenemos ideas equívocas sobre sus beneficios, nos veremos limitados a la hora de ofrecer herramientas adecuadas a la mujer, no garantizando cuidados ni favoreciendo el parto humanizado.

 

PALABRAS CLAVE

Analgesia, parto obstétrico, enfermera obstétrica, enfermería.

 

ABSTRACT

Introduction: The pain experienced by women during childbirth must be understood as a broad concept, since beyond physiological factors, it is also influenced by psychological and sociocultural factors. Pain in labor is one of the main causes of concern in pregnant women. For this reason, it is important that health professionals know how to offer women in labor different alternative methods to manage pain, thus promoting knowledge on the part of women, of the characteristics together with the benefits and adverse effects of said pain, and preparation for knowing how to control it.

Method: an investigation consisting of a systematic bibliographic review on the existing scientific literature has been carried out. A systematic search for books has been carried out and articles have also been consulted in the main databases: Pubmed, Medline, and Scielo, selecting scientific articles from reviewed academic publications and information from updated guides.

Results: Continuous support during labor, freedom of movement, sterile water injections and immersion in water have obtained very favorable results in scientific tests, and can be applied by the midwife. Additional results are required to confirm the effectiveness of acupuncture, hypnosis, and TENS. These techniques can be used alone or in combination with others, including drug analgesia. More controlled and randomized research is needed on the effectiveness of some of the techniques.

Conclusions: The relief of pain, well-being and maternal satisfaction is part of our nursing competencies and code of ethics, if as specialist professionals we do not know its way of use or we have misconceptions about its benefits, we will be limited when it comes to offering adequate tools to the woman, not guaranteeing care or favoring humanized childbirth.

 

KEY WORDS

Nurse midwives, delivery obstetrics, analgesia, nursing.

 

INTRODUCCIÓN

El dolor experimentado por las mujeres durante su parto debe comprenderse como un amplio concepto, pues más allá de los factores fisiológicos, se ve influenciado también por factores psíquicos y socioculturales. El dolor en el parto es una de las principales causas de preocupación en las mujeres embarazadas. Por ello, resulta importante que los profesionales sanitarios sepan ofrecer a las parturientas diferentes métodos alternativos para gestionar el dolor, favoreciendo así el conocimiento por parte de la mujer, de las características junto con los beneficios y efectos adversos de dicho dolor, y la preparación para saber controlarlo. 1

La Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME) define el parto normal como “El proceso fisiológico único con el que la mujer finaliza su gestación a término, en el que están implicados factores psicológicos y socioculturales. Su inicio es espontáneo, se desarrolla y termina sin complicaciones, culmina con el nacimiento y no implica más intervención que el apoyo integral y respetuoso del mismo”.2

Antiguamente, técnicas no farmacológicas como la libertad de posición y movimiento ya eran contempladas por las parteras como una herramienta útil en el proceso de parto. Estas parteras proporcionaban a la mujer todo tipo de recursos como masajes, permisividad en la adopción de posturas para la dilatación y expulsivo, baños de vapor, etc… Hoy en día estas técnicas parecen resurgir de nuevo en nuestro país; ello se debe fundamentalmente al deseo de evitar los efectos secundarios de los recursos farmacológicos, a la búsqueda de autonomía y libertad de elección en el manejo del dolor, etc.3

La analgesia epidural es la más empleada en obstetricia, no obstante, esta terapia carece de ser inocua. La literatura científica relaciona la analgesia epidural con alteración de la dinámica del parto, el aumento de los partos instrumentales, hipotensión materna, alteración en la regulación de la temperatura materna y dificultades en la instauración de la lactancia materna. Se han descrito valores más elevados del ph del cordón umbilical y mayor necesidad de reanimación neonatal en los partos asistidos con analgesia epidural.4

El dolor durante el parto difiere de una mujer a otra, e incluso puede haber diferencias en cada parto en la misma mujer. Asimismo, el grado de dolor experimentado durante el parto, va a depender de diversos factores como son el nivel de tolerancia al mismo, la fuerza de las contracciones uterinas, la posición del bebé y las experiencias previas de otros partos. El dolor de parto es agudo, con un inicio y un final bien definidos y varía en cada mujer. Además, éste se ve influenciado por múltiples factores fisiológicos (edad, administración de oxitocina, paridad, rotura de membranas, presencia de distocia y duración y progresión del trabajo de parto), así como por diversos condicionantes socioculturales y psicoemocionales que influyen en la percepción del dolor.5

 

El dolor va a ser diferente en cada una de las tres etapas del parto:

  • En la primera fase, el dolor está causado por la distensión e isquemia de la musculatura del útero durante las contracciones y la dilatación cervical, y es transmitido a través de las fibras nerviosas T10-L1. Se trata de un dolor vago y difícil de localizar, que puede ser referido a región lumbosacra, pared abdominal, crestas ilíacas, muslos o glúteos.
  • En la segunda fase, el dolor es debido a la distensión de las fibras vaginales, periné y suelo pélvico; es transmitido por los nervios pudendos y entra en la vía espinal a través de S2-S4. A diferencia del dolor visceral, es un dolor localizado en el área donde los nociceptores son estimulados.
  • En la tercera fase, el dolor es consecuencia de la estimulación de las fibras vaginales debido a la presión ocasionada por el alumbramiento.5

 

La historia del dolor de parto se relaciona con el papel de la mujer en la sociedad. En un principio, el parto se consideraba un hecho natural, y se manejaba instintivamente. En el catolicismo, se creía que el parto era un castigo por el pecado original y, que tenía que ser doloroso, por lo que cualquier intento por remediarlo se consideraba un pecado. A lo largo de la Edad Media, parte del Renacimiento y durante la Revolución Industrial, el dolor se consideraba una emoción. Es a partir de la segunda mitad del siglo XIX cuando el parto comienza a considerarse un proceso que requiere atención médica, por lo que se empieza a identificar las causas del dolor y a aplicar analgesia farmacológica.

 

La figura de la partera, cuyo origen proviene del latín «obstare» y que significa «mujer que acompaña a la parturienta», existe desde comienzos de la historia, desde la cultura romana, griega, egipcia y hebrea. Las mujeres de entonces, al no tener conocimientos aún sobre medicina y mucho menos sobre la gestación o el parto, han vivido y han aprendido gracias a su instinto y su experiencia. Sora Efeso, conocido como el «padre de la obstetricia», escribió «Arte Obstétrico» en el siglo I d.C. en el cuál recogía los conocimientos que debían adquirir tanto las comadronas como los médicos que asistían los partos. Las fuentes más antiguas que tenemos acerca del parto, muestran las posturas que utilizaban las madres durante el periodo expulsivo, en las que destacaban las posturas verticales o semi-verticales. Las posturas horizontales eran poco utilizadas, con excepción de la cultura romana. A lo largo de los años, las mujeres han sido las únicas responsables de los partos. A partir del siglo XX, con el desarrollo de la tecnología, el parto pasó de ser un proceso natural vivido en el entorno de la mujer a ser un procedimiento médico más en que los profesionales sanitarios son los que deciden cómo ha de progresar. Comenzaron a realizarse prácticas protocolizadas, sin tener en cuenta las necesidades individuales de las mujeres ni la evidencia científica de su uso rutinario. Esto condiciona a la mujer a la sumisión del proceso, perdiendo su autonomía, su privacidad y su protagonismo, asumiendo un papel pasivo. El profesional es quien toma las decisiones sobre el proceso, perdiendo la mujer el control sobre su propio cuerpo. El desarrollo de la ciencia médica y la tecnología ha tenido un impacto importante sobre la práctica sanitaria de atención al parto, el cual ha pasado de ser realizado en los domicilios a ser realizado en las distintas instituciones. También ha pasado de ser un proceso fisiológico natural a estar sobre medicalizado y a ser intervenido frecuentemente sin justificación incluso sin haber riesgos ni complicaciones que requieran la intervención de un profesional médico. El deseo excesivo de que el futuro bebé nazca sano y sin complicaciones ha repercutido de forma negativa en su asistencia, perdiéndose la parte humana de la atención al parto, alejando a la mujer del parto normal.6

 

En 1985, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se reunió en Fortaleza para alertar sobre el alto grado de intervención y medicalización en la atención al parto. Establecieron una serie de recomendaciones sobre el uso de la tecnología apropiada empleada en los partos. Entre ellas, se destaca que la mujer debe tener opción de elegir el tipo de parto que desea tener y la postura a adoptar durante el período expulsivo, siempre que no surjan complicaciones que lo impidan. Argumentan que es necesario un cambio en los servicios sanitarios y en los profesionales para que las cifras de partos normales aumentan en proporción a la tasa de cesáreas, promoviendo así unos cuidados más respetuosos con la mujer. En 1996, la OMS elabora una Guía Práctica de Cuidados en el Parto Normal. Fue la primera vez que profesionales expertos en partos de diferentes países de la OMS se reunían y aclaraban las prácticas más utilizadas en la atención al parto normal y su evidencia. Este documento reconoce a la matrona el profesional más adecuado para el cuidado del parto normal de bajo riesgo. Se define como “la profesional más apropiada y económica, para ser asignada al cuidado de un embarazo y de un parto normal, incluyendo entre sus funciones el establecimiento de los distintos riesgos y el reconocimiento de complicaciones”. Esta guía aporta otra definición con más detalle sobre el parto normal: “el parto de comienzo espontáneo, que presenta un bajo riesgo al comienzo y que se mantiene como tal hasta el alumbramiento. El niño o niña nace espontáneamente en posición cefálica entre las semanas 37 a 42 completas. Después de dar a luz, tanto la madre y su bebé se encuentran en buenas condiciones”. Tras la alerta de la OMS, el Departamento de Salud del Reino Unido en 1993 publica “Changing Childbirth”, un informe que recoge más recomendaciones para poder desarrollar un modelo de humanización en la atención al parto. Defiende que los cuidados prestados deben ser excelentes y la utilización de los recursos eficiente. Como novedades, incluye el acceso libre a los servicios de maternidad a todas las mujeres y una amplia prestación de sus servicios que responda a sus necesidades. Tras la elaboración de este informe y junto con las recomendaciones de la OMS, se inicia un cambio de mentalidad respecto a la atención prestada en el parto, exigiendo el empoderamiento de la mujer durante todo el período de gestación y en el momento del parto. Esta filosofía defiende que los profesionales sanitarios deben atender las necesidades individuales de las mujeres gestantes basando sus prácticas en la evidencia científica, además de respetar y apoyar sus preferencias, rescatando así su papel activo durante el parto.7

 

A finales del siglo XX, la asistencia al parto sufre una tecnificación, lo que desemboca en un mayor intervencionismo y en una medicalización de la atención a este proceso fisiológico. Esto provocó un aumento del malestar y la incomodidad de la madre, y muchas gestantes se sintieron insatisfechas y vulnerables. En España, a inicios del siglo XXI llegan a instancias institucionales las demandas de las mujeres de una asistencia menos intervencionista. Desde el año 2007, el gobierno de España junto con las diferentes comunidades autónomas ha elaborado diferentes estrategias y protocolos para la atención al parto normal, buscando brindar una atención de mayor calidad y que se reconociese el verdadero protagonismo de las embarazadas.6

 

La primera vez que se usó analgesia en el parto fue en 1847, en Edimburgo; se utilizó éter. Más tarde se empezó a emplear como anestésico el cloroformo, lo que comportó una considerable disminución de la morbimortalidad materno-fetal. Tras la Segunda Guerra Mundial los partos se trasladaron a los hospitales, donde se administraba a las mujeres éter o cloroformo en el momento del nacimiento. La utilización de estos medicamentos provoca amnesia, y la madre lo recordaba como algo placentero (sueño crepuscular). Por ello más tarde empezó a usarse la anestesia espinal, cuyo uso se habría extendido en los años setenta. En las últimas décadas, las profesiones de la salud, y sobre todo la matronería, han promovido la orientación del desarrollo individual y la expresión de los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres; sin embargo, y a pesar de que el dolor de parto es un fenómeno de interés disciplinar, hay pocos estudios que analicen su significado.6

 

Existen diversos métodos farmacológicos para el alivio del dolor durante el parto, y aunque son efectivos, no están exentos de efectos adversos. Algunos de estos métodos son:

 

Opiáceos sistémicos:

Proporcionan cierto alivio del dolor durante el trabajo de parto, pudiendo emplearse como forma primaria de alivio del dolor o en combinación con analgesia regional. Frecuentemente son necesarias dosis elevadas de estos fármacos para conseguir un adecuado alivio del dolor, y cuanto mayor sea la dosis, mayor será el riesgo de efectos adversos como náuseas, vómitos, parada respiratoria y aspiración materna.

Inhalación de óxido nitroso:

El NO2 puede ser auto-administrado de forma intermitente entre 30 y 60 segundos antes de cada contracción. Puede provocar náuseas, vómitos, aturdimiento y alteración del recuerdo del parto.

Anestésicos locales:

Pueden emplearse de forma tópica o inyectarse para la infiltración local de la región perineal antes de realizar una episiotomía y para la anestesia durante la reparación de laceraciones perineales o episiotomía.

Medicamentos no opioides:

Como paracetamol, lorazepam, diazepam o metotrimeprazina. Pueden ser útiles para tratar el dolor asociado con el trabajo de parto de leve a moderado.7

Analgesia neuroaxial (epidural, espinal o epidural-espinal combinada):

Es más eficaz para el alivio del dolor que los medicamentos sistémicos. Los distintos grados de bloqueo motor pueden interferir con la participación de la parturienta durante el trabajo de parto activo, pudiendo aumentar el riesgo de parto vaginal asistido. En la actualidad es la más empleada puesto que es la forma más efectiva de alivio del dolor durante el parto. Aun así, debe informar a la parturienta adecuadamente de los riesgos asociados a la misma. Podemos distinguir los siguientes:

Efectos adversos: Hipotensión materna asociada con el bloqueo simpático, prurito en relación con la administración de opioides neuroaxiales, fiebre intraparto, las náuseas y vómitos, los escalofríos y la retención de orina.7

Complicaciones: Mayor riesgo de cefalea secundaria a la punción dural accidental; toxicidad sistémica por anestésicos locales; analgesia inadecuada, bloqueo motor y bloqueo neuroaxial elevado; hematoma epidural; neuropatías postparto que en muy raras ocasiones pueden estar relacionadas con la propia técnica de anestesia neuroaxial; meningitis y absceso epidural derivadas la falta de asepsia durante las técnicas de anestesia neuroaxial; transferencia placentaria de fármacos, que puede afectar al feto directamente o de forma indirecta a través de efectos maternos como la hipotensión o hipertonía uterina; bradicardia fetal con la aparición abrupta de analgesia; acortamiento de la primera etapa del parto y prolongación de la segunda; aumento del riesgo de parto instrumental.7

Conociendo todas estas medidas farmacológicas de alivio del dolor y sus posibles efectos secundarios y complicaciones, consideramos que es muy importante ofrecer a la mujer una información completa, actualizada y basada en la evidencia científica acerca de todas las formas existentes para gestionar el dolor durante el parto. Por esto, a lo largo de este trabajo, abordaremos los principales métodos no farmacológicos e investigaremos la efectividad que han demostrado en diversos estudios, así como su inocuidad en la díada madre-feto.

Existe evidencia de un aumento de la demanda de terapias complementarias y alternativas por parte de la población, y su empleo es cada vez más frecuente durante la gestación y el parto. Estas terapias pueden ayudar a aliviar la percepción del dolor durante el parto cuando éste es de bajo riesgo. Sin embargo, en España, todavía no se ha regulado su utilización, por lo que la formación y aplicación de las mismas por las matronas depende de su iniciativa propia.8

 

Hidroterapia:

La primera bañera o piscina para partos fue utilizada a finales de la década de los 70 en la maternidad del Hospital de Pithiviers, en Francia (7). La inmersión de la parturienta en agua caliente a una temperatura constante y próxima a la corporal tiene el objetivo teórico de reducir la ansiedad, fomentar la relajación y, por tanto, disminuir la percepción del dolor, mejorar la capacidad de afrontamiento e incrementar la eficiencia de las contracciones uterinas. El tiempo durante el cual las mujeres permanecen en el agua es variable, y puede ir desde minutos hasta varias horas durante la primera etapa del parto. La aplicación de este método requiere un equipo especial, puede proporcionar alivio a algunas mujeres y, siempre que se mantenga el agua a la temperatura corporal y una monitorización fetal continua, parece que existe bajo riesgo tanto para la madre como para el neonato.9

 

Termoterapia:

El calor produce dilatación de los vasos sanguíneos, lo que conlleva un aumento del flujo sanguíneo. Así, mejora el drenaje linfático y venoso, aumenta la elasticidad de los tejidos y se reduce, en consecuencia, la inflamación y el edema.5 La aplicación de compresas calientes en la región perineal durante el expulsivo se asocia con una disminución del riesgo de trauma perineal y proporciona una reducción del dolor. Así, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia recomienda su utilización durante esta fase del parto como medida de relajación, distensión del periné y confort.5

 

Crioterapia:

La crioterapia es definida por la Real Academia Española como “terapia basada en el empleo de bajas temperaturas”.10

 

Masaje:

Se cree que la acción de la masoterapia es obtenida a través de dos vías: mediante el bloqueo de los impulsos dolorosos al aumentar la transferencia de las fibras A y la liberación de endorfinas.5

El masaje de la región lumbar se considera eficaz para reducir el dolor durante la fase de dilatación, pero existe controversia sobre su eficacia durante el expulsivo. Este método puede ser administrado tanto por la matrona como por el acompañante. En cuanto al masaje perineal, no se recomienda su realización durante el parto, puesto que carece de efectividad en el alivio del dolor y puede aumentar la tasa de traumatismo perineal y desgarros de segundo y tercer grado.8

 

Pelota de parto:

Este recurso permite a la mujer moverse libremente y adoptar diferentes posturas, estimula la posición vertical y posibilita el balanceo pélvico. Proporciona una movilidad multidireccional, ofrece sustento a la musculatura pélvica y, al mismo tiempo, permite relajar los músculos abdominales entre las contracciones.

Es importante buscar siempre un punto de apoyo y mantener el cuerpo relajado y alineado. Los pies han de estar apoyados en las plantas y el balón debe tener un inflado óptimo con el fin de impedir que la pelvis se hunda.11

 

Inyección de agua estéril (IAE):

El método consiste en administrar de 0,1 a 0,5 ml de agua estéril mediante inyección intracutánea (aunque en alguna literatura consultada se dice que la cantidad de agua estéril a administrar es de 0,05-0,1 ml). Se ha estudiado también la administración subcutánea, pero los resultados fueron más débiles en cuanto a efectividad analgésica.11 Las inyecciones deben ponerse en la región lumbosacra dentro del área del Rombo de Michaelis. En España suelen emplearse dos puntos de inyección, aunque también pueden utilizarse cuatro, pero la eficacia mediante ambos métodos ha sido la misma.11 El efecto analgésico comienza a los pocos segundos, es máximo a los 30-40 minutos y dura alrededor de 90 minutos. Este tipo de analgesia es efectiva solamente para el dolor lumbar, no actúa sobre el dolor perineal ni abdominal, y se recomienda su uso, sobre todo, en las fases latentes del parto. La principal desventaja de las IAE es que producen escozor y un intenso dolor.11

 

Estimulación nerviosa transcutánea (TENS):

Consiste en un generador de impulsos eléctricos conectado a electrodos adheridos a la piel en la zona en la que se quiere disminuir el dolor. Cuando se utiliza para el trabajo de parto, los electrodos se colocan a nivel paravertebral bilateralmente en T10-L1 y S2-S4 (5). La mujer, mediante un pulsador, puede controlar el generador y aumentar la intensidad de la corriente eléctrica durante las contracciones. El beneficio de este método se basa en que los estímulos procedentes del aparato viajan a mayor velocidad que los estímulos dolorosos, bloqueando la transmisión de estos últimos hacia el cerebro. Al mismo tiempo, parece aumentar los niveles de endorfinas al influir sobre la secreción de las mismas.5

Este método se recomienda sólo durante la dilatación y, preferentemente, al inicio del trabajo de parto, cuando el dolor todavía no es demasiado intenso; y está contraindicado en mujeres cuya edad gestacional sea inferior a 37 semanas, en partos en el agua y en mujeres con marcapasos. Nunca debe ser aplicada sobre el abdomen de la madre durante el embarazo o parto con el fin de evitar una estimulación próxima al corazón del bebé.

 

Acupuntura y acupresión:

La acupuntura consiste en la inserción de agujas en lugares estratégicos situados sobre meridianos que recorren el cuerpo, de manera que bloquea la transmisión de estímulos dolorosos y estimula la producción de endorfinas. Su indicación más frecuente es como alivio del dolor lumbar durante el trabajo de parto. La acupresión consiste en la aplicación de presión y masajes fuertes también sobre puntos estratégicos con diferentes partes de la mano durante 15-30 segundos, proporcionando un alivio del dolor inmediato.11

 

Reflexología:

La reflexología es un sistema de cuidados complementarios no farmacológicos de alivio del dolor. Se basa en que una pequeña parte del cuerpo (zonas reflejas de los pies y las palmas de las manos) representa un mapa del resto. La presión o el toque sobre las zonas estratégicas emiten una corriente eléctrica que es llevada al cerebro, cuya función será elaborar una respuesta. Sus efectos pueden producir alivio del dolor y una mejoría de la experiencia emotiva de la mujer en el trabajo de parto.12

 

Hipnosis:

Aunque hipnosis deriva de la palabra griega “hypnos”, que significa sueño, la hipnosis no es un estado de sueño, sino un estado de concentración en el que el paciente es relativamente inconsciente, pero todavía conserva cierta conciencia de su entorno. Durante este estado de trance pueden establecerse sugestiones terapéuticas. En el embarazo, esta técnica se centra en la disminución de la conciencia del miedo, el dolor y la ansiedad. Si ésta es efectiva, la ansiedad disminuye, lo que resulta en una necesidad menor de fármacos para tratar el dolor. El empleo de la hipnosis durante el parto se ha centrado en la autohipnosis, por lo que un hipnotizador entrenado ha de proporcionar instrucciones antes del parto, lo que generalmente, necesita mayor tiempo y esfuerzo que para el entrenamiento de otras técnicas.5

 

Biofeedback:

Es un método de relajación que consiste en regular ciertas respuestas fisiológicas. En la parturienta se aplican dos tipos de procedimientos: el biofeedback electrodérmico y biofeedback electromiográfico. El empleo de estos instrumentos de monitorización ofrece información a la mujer acerca de su ritmo cardíaco, tensión muscular y temperatura corporal a través de dichos electrodos, que traducen estas variables en señales visuales y acústicas. A través de estos, la ansiedad puede ser reconocida y, en respuesta, las mujeres pueden intentar relajarse mediante diversas técnicas, por ejemplo, las prácticas de respiración. Esta respuesta aprendida mediante entrenamiento prenatal, será la que posteriormente pondrá la mujer en práctica en el trabajo de parto.5,11

 

Aromaterapia:

Utiliza el poder curativo de las esencias de las plantas. Los aceites esenciales pueden ser utilizados de diversas formas: masajeados en la piel, empleados en el baño o inhalados a través de un quemador o una infusión de vapor. Su mecanismo de acción es incierto, pero parece estimular la producción de sustancias estimulantes, sedantes y relajantes que son propias de nuestro cuerpo.13

 

Apoyo continuo durante el parto:

Consiste en la presencia de una o varias personas que ofrezcan soporte emocional, aporten confianza y/o conozcan el proceso de parto, ofreciendo recursos para manejar el dolor, etc. El objetivo de este método es que la parturienta se sienta acompañada y segura.

La evidencia científica ratifica la relevancia del papel de la matrona como acompañante de la mujer durante el parto, y avala que el acompañamiento es más beneficioso si es realizada por alguien del entorno de la mujer.14

 

Libertad de movimientos/Cambios de posición:

El movimiento es una fuente de contraestimulación y puede estimular la liberación de endorfinas, lo que ayuda a reducir el malestar durante el trabajo de parto. Poder moverse libremente durante el parto ayuda a la parturienta a afrontar la sensación dolorosa. Se ha revelado que, fisiológicamente, es mucho mejor tanto para la gestante como para el feto cuando la mujer permanece en movimiento durante el trabajo de parto, ya que el útero se contrae de manera mucho más eficaz, el flujo sanguíneo al feto a través de la placenta es mayor, el trabajo de parto se acorta, el dolor es menor y ofrece libertad a la mujer.15

 

Musicoterapia:

Esta es una intervención no invasiva, efectiva y rentable que ayuda a las enfermeras a crear un ambiente curativo para mejorar la salud y el bienestar de los pacientes.16 La Clasificación de Intervenciones de Enfermería (NIC) define la musicoterapia como “la utilización de la música para ayudar a conseguir un cambio específico de conductas, sentimientos o fisiológico”.

La aplicación de la música mejora la calidad del embarazo, del trabajo de parto y del nacimiento del bebé, puesto que reduce el estrés neonatal y la ansiedad materna. Esta terapia favorece la reducción del dolor que sufre la madre con las contracciones.16

 

Ejercicios/Técnicas de respiración:

Permiten una mejor oxigenación de la madre y del feto y modifica la concentración sobre las contracciones y sobre el dolor. Las técnicas de respiración suelen enseñarse también durante el embarazo en los grupos de educación maternal. Es importante que la matrona identifique el patrón respiratorio de la gestante y ayude a aprender algunas técnicas respiratorias simples durante el parto.

 

Técnicas de relajación:

Este método permite una disminución de la tensión muscular y mental, proporcionando una sensación de tranquilidad y calma de la mente y de los músculos. La práctica de la relajación proporciona un alivio del dolor dentro de ciertos límites. Las técnicas de relajación enseñan a percibir el dolor más objetivamente, con lo cual éste se libera de la carga emocional que lo convierte en sufrimiento.5

La mayoría de las mujeres precisa algún tipo de alivio del dolor. Por esto es importante conocer la posible relación entre el dolor y las formas eficaces para su alivio y estudiar si el fracaso del método escogido para el alivio del dolor puede conducir a una insatisfacción de la madre con la experiencia de parto.

Según la evidencia:

La experiencia de parto está influenciada por factores como las expectativas, nivel de preparación, complicación del parto y grado de dolor experimentado.

La actitud y el comportamiento de los cuidadores es el factor que más influye en la satisfacción materna. Las mujeres están más satisfechas cuando sus expectativas de dolor y de elección del manejo del mismo se cumplen.

Las mujeres con analgesia neuroaxial combinada intradural-epidural administrada en PCEA, (controlada por ellas) consiguen una mayor satisfacción con el alivio del dolor durante el parto que las que reciben apoyo continuo por la matrona junto con otras formas de analgesia (petidina IM, Entonox® y métodos no farmacológico). La satisfacción global con la experiencia del parto y nacimiento es elevada y similar en mujeres de ambos grupos.

La satisfacción con la experiencia del parto se relaciona con cuatro aspectos: grado y tipo de dolor, alivio del dolor, participación, cuidado estructurado y control en la toma de decisiones.

El factor que más se relaciona con la satisfacción es el cumplimiento de las expectativas.

Se recomienda satisfacer, en la medida de lo posible, las expectativas de la mujer en relación con el alivio del dolor durante el parto.7

 

OBJETIVOS

– Realizar una revisión bibliográfica acerca de los métodos de alivio del dolor en el parto.

– Dar a conocer la efectividad de los diferentes métodos de alivio del dolor en el parto disponibles.

 

METODOLOGÍA

Para la elaboración del presente trabajo, se ha llevado a cabo una investigación consistente en una revisión bibliográfica sistemática sobre la literatura científica existente. Se ha realizado una búsqueda sistemática de libros y, también, se han consultado artículos en las principales bases de datos: Pubmed, Medline, y Scielo, seleccionando artículos científicos procedentes de publicaciones académicas revisadas e información de guías actualizadas.

 

RESULTADOS

El apoyo continuo durante el parto, la libertad de movimientos, las inyecciones de agua estéril y la inmersión en agua han obtenido resultados muy favorables en pruebas científicas, pudiendo ser aplicadas por la matrona. Se requieren resultados adicionales para confirmar la efectividad de la acupuntura, la hipnosis y TENS. Estas técnicas pueden utilizarse solas o en combinación con otras, incluida la analgesia farmacológica. Es preciso efectuar más investigaciones controladas y aleatorizadas sobre la efectividad de algunas de las técnicas.

El uso de un tipo de método no tiene por qué anular al otro, pueden complementarse y potenciar su eficacia. Las técnicas cómo la hipnosis, biofeedback, acupuntura y Acupresión requieren un conocimiento previo, tanto del profesional como de la parturienta, la fase de pródromos de parto o el trabajo de parto activo no es el momento ideal para utilizarlos si anteriormente no se han informado de ellos, podría ocasionar más ansiedad e incapacidad para relajación. El acompañamiento, el apoyo, los masajes y caricias son intervenciones que las mujeres aprecian, les hacen sentirse cuidadas y les producen bienestar, demuestran menos dolor que las mujeres que reciben atención habitual, y no se han encontrados inseguros ni para ellas ni para el feto, aunque se necesitan investigaciones posteriores para asegurar una relación significativa.11 No hay contraindicaciones para su práctica, por lo que se recomienda como un método de alivio del dolor durante la primera y la segunda etapa del parto. Con respecto al uso de TENS, existen controversias sobre las competencias de la matrona, ya que está ampliamente arraigado a los fisioterapeutas dentro de sus terapias.11 El uso de la pelota de partos ha demostrado una disminución de la ansiedad y del dolor durante el proceso de parto y un aumento del índice de partos eutócicos.11 La utilización del agua caliente facilita una situación de relajación, mejora el manejo del dolor y reduce las intervenciones, basándose en cuatro conceptos: La ingravidez de la mujer en el agua ejerce una presión uniforme en toda la superficie del cuerpo, lo que produce una reducción de la cantidad de energía gastada, la relajación conlleva menos dolor y menor ansiedad (menor secreción de adrenalina, aumento de las endorfinas), lo que disminuye la inhibición de la secreción de oxitocina endógena, acortando así el periodo de dilatación, la no compresión externa en la vena cava inferior favorece el aumento de la circulación sanguínea en el útero, produciendo una mayor oxigenación del tejido muscular y, por tanto, unas contracciones más eficientes, aumenta la sangre que llega a la placenta y se incrementa la oxigenación fetal. La vasodilatación leve que se produce en el agua reduce la presión arterial y aumenta el pulso materno, provocando un aumento de la oxigenación en el útero y el feto. El periodo de inmersión de la mujer puede mantenerse durante uno o más estadios del trabajo de parto; no hay evidencia que sugiera que deba limitarse a una duración específica. El efecto del agua parece ser más eficaz si se espera a que la mujer se sumerge cuando el cuello del útero esté al menos con 5 cm de dilatación. La utilización del agua caliente reduce de forma estadísticamente significativa el uso de analgesia epidural durante el periodo de dilatación, sin efectos adversos en la duración del trabajo de parto, la tasa de partos quirúrgicos y el bienestar neonatal. No existe evidencia de cómo influyen los tamaños de la bañera, el volumen de agua empleado, entre otros. Se recomienda la inmersión en agua caliente como un método eficaz de alivio de dolor durante la fase tardía de la primera etapa del parto. No hay información suficiente para apoyar o no apoyar el uso de la inmersión durante el expulsivo o alumbramiento. La seguridad con respecto a la infección y los resultados neonatales no se abordan. Por último, lo que respecta a la inyección de agua estéril, especificar que la analgesia se produce exclusivamente para el dolor lumbar, pero no es efectiva para el dolor abdominal ni perineal.11 Una de sus mayores desventajas es el intenso escozor momentáneo que notifican las mujeres durante la administración de la inyección intradérmica. Debemos explicar correctamente la técnica a la mujer para que ella decida si quiere o no utilizarla.

El uso de la pelota de parto puede ser empleado como un método no farmacológico para manejar el dolor, puesto que además de haber demostrado su efectividad en el alivio del mismo, ha confirmado no presentar efectos nocivos para la embarazada y el feto. A su vez, esto se ha asociado con un aumento de la sensación de satisfacción y control sobre la situación.15

 

CONCLUSIÓN

El dolor de parto es subjetivo y multidimensional, por lo que varía en gran medida de una gestante a otra, su alivio irá condicionado a las características de la mujer siendo ella la que determine el tipo de analgesia que precisa.

El alivio del dolor, bienestar y satisfacción materna forma parte de nuestras competencias enfermeras y código deontológico, si como profesionales especialistas desconocemos su forma de uso o tenemos ideas equívocas sobre sus beneficios, nos veremos limitados a la hora de ofrecer herramientas adecuadas a la mujer, no garantizando cuidados ni favoreciendo el parto humanizado.

 

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