Actuación interdisciplinar en el paciente con trastorno neurodegenerativo: enfermedad de Parkinson.

10 septiembre 2021

AUTORES

  1. Miriam Aguerri Matute*. Graduada en Enfermería por la Universidad de Zaragoza. Centro de Salud de Borja (Zaragoza, España).
  2. Rosa María Matute Gómez. Graduada en Enfermería por la Universidad de Valladolid (Campus de Soria). Centro de Salud de Fustiñana.
  3. Eva Monge Pelegrín. Diplomada en Fisioterapia por la Universidad de Zaragoza. Máster en Osteopatía Estructural. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza, España).
  4. Nuria Garín Portero. Diplomada en Fisioterapia por la Universidad de Zaragoza. Máster en Terapia Manual Ortopédica. Centro de Salud María de Huerva (Zaragoza, España).
  5. Gloria Cucalón Leciñena. Graduada en Enfermería por la Universidad de Zaragoza. Máster en Biología Molecular y Biomedicina. Centro de Salud Valdespartera (Zaragoza, España).
  6. Paloma Latorre Orte. Diplomada en Enfermería por la Universidad de Zaragoza. Centro de Salud de Tarazona (Zaragoza, España).

 

RESUMEN

La enfermedad de Parkinson, es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente conocida. Definimos el Parkinson como un trastorno motor secundario a la degeneración progresiva de dopamina en el cerebro cuya afección tiene una incidencia anual de 8-18 casos por cada 100.000 habitantes y afecta a personas mayores de 60 años, sin distinción sexual. Este trastorno neurodegenerativo se caracteriza por manifestaciones tanto motoras como no motoras.

Actualmente, no se dispone de ningún tratamiento médico ni quirúrgico que retrase su progresión. Por ello, el principal objetivo es intentar disminuir los síntomas mediante técnicas como la administración de levodopa o la estimulación cerebral profunda y conseguir la independencia funcional del paciente. En este documento desarrollamos los cuidados a ofrecer desde un enfoque multidisciplinar al paciente con Parkinson, entendiendo la importancia que tiene conocer cuáles son los cuidados que precisan este tipo de pacientes para su avance y mejoría.

 

PALABRAS CLAVE

Parkinson, síntomas motores, dopamina, levodopa, estimulación profunda cerebral.

 

ABSTRACT

Parkinson’s disease, first described in 1817 by James Parkinson, is the second most frequent neurodegenerative disease. We define Parkinson’s disease as a motor dysfunction originated by the progressive degeneration of dopamine in the brain whose condition has an annual incidence rate of 8-18 cases for every thousand inhabitants. It affects people over 60, regardless of their sexual distinction. This neurodegenerative disorder is characterized by both motor and non-motor symptoms.

Nowadays, there is no medical or surgical treatment to slow its progression. That is why the aim objective is to try to reduce the symptoms through the administration of L-dopa or the deep-brain stimulation to get the functional independence of the patient. In this study, we develop a planning care for a Parkinsonian patient, taking into account the importance of knowing which is the care required by these patients for their recuperation.

 

KEYWORDS

Parkinson’s disease, motor symptoms, dopamine, L-dopa, deep brain stimulation.

 

INTRODUCCIÓN

En 1817 la enfermedad del Parkinson fue descrita por primera vez por James Parkinson como un síndrome que consiste en movimientos temblorosos involuntarios.1 A principios de la década de 1960, los investigadores identificaron un defecto cerebral fundamental que es el distintivo de la enfermedad: la pérdida de células cerebrales que producen un neurotransmisor, la dopamina, la cual ayuda a dirigir la actividad muscular. 2

La enfermedad de Parkinson es además, la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente. Esta enfermedad también es llamada Parkinsonismo primario o enfermedad idiopática de Parkinson. Definimos por tanto el Parkinson como un trastorno motor secundario que se debe a la degeneración progresiva del neurotransmisor dopamina en el cuerpo estriado del cerebro, expresado por una heterogeneidad de síntomas: temblor, bradicinesia, hipertonía muscular por rigidez, inestabilidad postural y disfunción de reflejos posturales. 3

En cuanto a los tipos de Parkinson se diferencian Parkinson primario y Parkinson secundario. El primario no está causado por ninguna patología. Dentro de este los más importantes son el Idiopático, que es el más común y no tiene una base genética; el asociado a trastornos neurológicos y el genético (aunque este último es bastante raro). Por otro lado, el Parkinson secundario es aquel que se secunda de otra patología, medicamentos, tóxicos, drogas, tumores, trastornos metabólicos, entre otros. 4,5

La Enfermedad de Parkinson Idiopática (EPI) tiene una incidencia anual de 8 a 18 casos por cada 100.000 habitantes y afecta normalmente a personas mayores de 60 años. 2 La esperanza de vida en los pacientes se ha prolongado en las últimas décadas mediante la introducción de terapias sintomáticas efectivas. No obstante, muchos pacientes acaban muriendo debido a otras enfermedades relacionadas con el Parkinson que surgen como consecuencia del deterioro de su sistema inmunológico. 6

En cuanto a los síntomas, la Enfermedad de Parkinson se caracteriza por manifestaciones tanto motoras como no motoras.7 A menudo estos síntomas suelen ser síntomas ambiguos como fatiga o pérdida de la destreza manual. Otras veces, el síntoma inicial es el temblor. Al inicio, los signos y síntomas son unilaterales, por lo que afectan a las extremidades de un solo lado, aunque con el tiempo se vuelven bilaterales y asimétricos. 4

El más visible de estos síntomas es el temblor en reposo, que está presente en un 70% de los pacientes, aproximadamente. Este síntoma se presenta de forma característica durante el reposo, desapareciendo al adoptar una postura o al ejecutar una acción. Este característico temblor empeora con el cansancio, la ansiedad y los fármacos estimulantes del sistema nervioso. Además, rara vez es incapacitante, usualmente desaparece durante el sueño y mejora con movimiento intencional. Es importante señalar que hay muchas causas de temblor y que no todas las personas con temblor padecen Párkinson. 2, 8, 9

Otro síntoma muy relevante, es la bradicinesia o lentitud del movimiento espontáneo. Se manifiesta en fases iniciales de la enfermedad al llevar a cabo actividades que requieren cierta habilidad o precisión. Esto es posiblemente el síntoma más frustrante para el paciente, ya que se puede ver incapaz de realizar movimientos habituales. 2, 4, 8

La rigidez, también importante, consiste en la resistencia a la realización del movimiento pasivo, tanto flexor como extensor de las extremidades. 2, 8, 9

Por último, los trastornos posturales habitualmente aparecen en las fases avanzadas del proceso, aunque ocasionalmente, se presentan en la etapa inicial. La postura habitual del paciente tiende a la flexión del tronco, de la cabeza y de las cuatro extremidades; a medida que avanza la enfermedad, puede verse afectada, además la forma de andar. Los pacientes pueden detenerse en mitad de su camino sin poder ejercer ningún movimiento, pudiendo provocar caídas. También, éstos suelen andar con una serie de pasos rápidos y pequeños como si estuviesen apresurándose hacia delante para mantener el equilibrio. Esta forma de caminar se conoce como festinación. 4, 8, 9

Merece la pena recordar una gran variedad de síntomas no motores que muchas veces pasan inadvertidos o son menos valorados por el paciente y los propios profesionales sanitarios. Entre estos se encuentran trastornos neuropsiquiátricos y de la conducta (demencia, depresión), autonómicos (trastornos gastrointestinales o genitourinarios), trastornos del sueño (insomnio, somnolencia) y sensitivomotores (fatiga, síndrome de piernas inquietas). Por último, el dolor es un síntoma prevalente e infradiagnosticado, aún siendo muy importante para su tipificación y un correcto tratamiento. 4, 10, 11

En lo que concierne al tratamiento, no existe un tratamiento estándar para la enfermedad del Parkinson. El tratamiento para cada persona está basado en sus síntomas e incluye medicación, cirugía y terapias alternativas basadas en el descanso, en el ejercicio y en la prevención de problemas psicológicos.

La mayoría de los síntomas que produce el Parkinson están causados, como se ha explicado anteriormente, por la ausencia de dopamina en el cerebro. En general, los fármacos que se usan para tratar los síntomas que el Parkinson produce, tienen como objetivo reponer la dopamina o imitar su acción. Es por ello que estos fármacos se denominan dopaminérgicos.

Esta medicación generalmente reduce la rigidez, mejora la velocidad y la coordinación del movimiento y minimiza los temblores. 12

 

OBJETIVOS

-Realizar una búsqueda bibliográfica para recabar información y poder brindar cuidados desde una perspectiva multidisciplinar encaminados a evitar el avance de los síntomas del paciente con Enfermedad de Parkinson.

-Comparar y examinar herramientas y habilidades referentes en la literatura científica para fomentar el autocuidado y la autonomía del paciente con Enfermedad de Parkinson.

 

METODOLOGÍA

La siguiente revisión bibliográfica se ha realizado mediante la búsqueda de información en las siguientes bases de datos: Pubmed, ScienceDirect, Index y Medline. No se han usado filtros cronológicos.

 

RESULTADOS

Los profesionales sanitarios, a través de nuestros cuidados, podemos ayudar a los pacientes de Parkinson a mejorar su calidad de vida.

 

El deterioro de la movilidad física se relaciona con la disminución de la fuerza y la resistencia secundaria a la enfermedad del Parkinson. Ante este problema, ayudamos a desarrollar la movilidad y coordinación del enfermo, determinando el tipo de ejercicio adecuado para cada persona y se encarga de enseñar distintas medidas de seguridad para prevenir caídas.

Además de intervenir en el deterioro de la movilidad, los distintos profesionales participamos en el control de los síntomas físicos mediante diversos planes de cuidados. La presencia de estas manifestaciones físicas ya mencionadas pueden desembocar en ciertos problemas a nivel psicológico, como lo es un afrontamiento individual ineficaz, el cual se detecta debido a una expresión verbal de incapacidad para pedir ayuda o para afrontar diferentes situaciones diarias. En relación a su enfermedad, el paciente debe aceptar su estado de salud. Para ello, los sanitarios escucharán atentamente al paciente comprendiendo su perspectiva, proporcionándole información objetiva para disminuir su ansiedad y comprobando los efectos de la medicación del paciente en el esquema del sueño, además de establecer una rutina para fomentar el sueño. Por último, es fundamental la ayuda al paciente para adquirir los métodos adecuados para que afronte sus propios problemas y su resolución.

Otro de los problemas característicos en la enfermedad de Parkinson son los déficits de autocuidado, entre ellos el déficit en la alimentación. En este ámbito, el profesional desempeña la función de ayudar a la persona necesitada de cuidados a desarrollar simples actividades cotidianas o a llevar a cabo el fundamental hecho de comer. Para brindar esta ayuda y facilitar que el paciente se alimente por sí mismo se proporcionan dispositivos de adaptación alentando así a la independencia, procurando al mismo tiempo evitar el atragantamiento manteniendo para ello las vías aéreas permeables y alimentando al paciente en pequeñas cantidades a la vez que se procede a una colocación vertical a 90º. Además, mediante la terapia de deglución, ayudamos a mantener la posición de sedestación durante 30 minutos después de comer. Por otra parte, es importante vigilar los movimientos de la lengua, el sellado de los labios y controlar los signos de fatiga durante el proceso de la alimentación.

Además del déficit de autocuidado en alimentación, esta enfermedad también posee un déficit de autocuidado en el baño y en la higiene. Este déficit, lo identificamos al observar cierta incapacidad en el paciente para entrar y salir del baño o para lavar total o parcialmente el cuerpo. Los objetivos más importantes a llevar a cabo por el profesional sanitario son, el desarrollo de las actividades de la vida diaria como el baño y la higiene, que se verán facilitados proporcionando ayuda hasta que el paciente sea totalmente capaz de asumir los autocuidados. Para ello, se intenta ayudar al paciente a priorizar las actividades para que acomode sus niveles de energía.

Un importante problema que poseen los enfermos de Parkinson es que sus conocimientos sobre la enfermedad son deficientes. Los objetivos de los profesionales para ayudar al paciente en este problema se basan en el conocimiento del proceso de la enfermedad y de la medicación. El sanitario determinará la información que posee el paciente y su familia a la vez que aclara dudas y conceptos erróneos proporcionándole información sobre los diferentes cuidados. 2,1

 

CONCLUSIÓN

Los pacientes con Enfermedad de Parkinson que reciben cuidados personalizados en distintos ámbitos (nutricional, higiénico, físico o de afrontamiento) poseen un mayor nivel de independencia y tienen más confianza en sí mismos, por lo tanto, se consigue un aumento de adherencia al tratamiento, lo que se traduce en una reducción de las complicaciones, costes e ingresos.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Tagle P. historia de la enfermedad de Parkinson. Escuela de Medicina. Pontificia Universidad Católica de Chile. 2005.
  2. Cárdenas-Antón D. Parkinson. Actuación de enfermería. Intervenciones de Enfermería al paciente con alteraciones neurológicas. Jaén: Formación Continua Logoss SL; 2009. p. 551-571.
  3. Saez-Francas N, Marti Andres G, Ramirez N, de Fabregues O, Alvarez-Sabin J, Casas M, et al. Clinical and psychopathological factors associated with impulse control disorders in Parkinson’s disease. Neurologia. 2015. Inglés.
  4. Linazasoro-Cristóbal G, López del Val LJ, López-García E, Martínez L, Santos-Lasaosa S. Parkinson y discinesias. Abordaje diagnóstico y terapéutico. Madrid: Editorial Médica Panamericana; 2011.
  5. Olivares-Romero J, Arjona-Padillo A. Utilidad de la tomografía por emisión de fotón simple con 123 Ioflupano en el diagnóstico del parkinsonismo relacionado con fármacos. Estudio prospectivo. Neurología. 2013; 28 (5): 276-282.
  6. Benjamin C.L, Joseph K.C. Epidemiology of parkinson’s disesase. BC Medical Journal. 2001; 43: 133-137.
  7. Cervantes-Arriaga A, Rodríguez-Violante M, Camacho-Ordoñez A, González-Latapi P, López-Ruiz M, Estrada-Bellmann I, et al. Tiempo desde el inicio de los síntomas motores hasta el diagnóstico de enfermedad de Parkinson (EP) en México. 2014,150: 242-247.
  8. Fedesparkinson: Federación Española de Parkinson [Internet]. Madrid. Fedesparkinson; 2015. Disponible en: http://www.fedesparkinson.org/
  9. GeoSalud [Internet]. Costa Rica: GeoSalud; 2012. [actualizado 7 marzo 2014; citado 5 diciembre 2015]. Enfermedad de Parkinson. Disponible en: http://www.geosalud.com/
  10. Santos-García D, Aneiros-Díaz A, Macías-Arribi M, Llaneza-Gonzalez M.A, Abella-Corral J, Santos-Canelles H. Síntomas sensoriales en la enfermedad de Parkinson. Rev Neurol. 2010; 50 (2): 65-74.
  11. Kulisevsky J, Luquin MR, Arbelo JM, Burguera JA,Carrillo F, Castro A, et al. Enfermedad de Parkinson avanzada. Caracteristicas clínicas y tratamiento (parte I). Neurología. 2013; 28 (8):503-251.
  12. Puy-Núñez A, Cebrián-Pérez E. Tratamiento inicial de la enfermedad de Parkinson clínicamente establecida. Rev Neurol. 2012; 54 (5): 9-14.
  13. Luquin-Piudo M.R, Alonso-Navarro H, Burguera-Hernández J.A, Jiménez-Jiménez F.J. Protocolo diagnóstico y terapéutico de los síndromes Parkinsonianos. Medicine. 2015; 11 (74): 4487-4489.

 

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