A propósito de un caso: manejo de la hematuria en el servicio de urgencias.

10 marzo 2021

AUTORES

  1. Blanca Corthay Aznárez. Enfermera. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  2. Rodrigo Domínguez Carrasco. Enfermero. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  3. María Belén Martín Blanco. Enfermera. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  4. Alba Metola Metola. Enfermera. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  5. Silvia Pérez Orós. Enfermera. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  6. Sonia Sánchez-Izquierdo Castellanos. Enfermera. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

 

RESUMEN

 

La hematuria es la patología genitourinaria más frecuente vista en los Servicios de Urgencias tras las infecciones del tracto urinario.

 

En este trabajo presentamos, a partir de un caso clínico, una revisión sistemática de la evidencia científica, sobre el manejo inicial de la hematuria por parte del personal de enfermería en el Servicio de Urgencias. Tiene como objetivo unificar los criterios de actuación, mejorar la práctica interdisciplinaria y establecer normas de calidad.

 

PALABRAS CLAVE

 

Hematuria, irrigación vesical continua, cuidados de enfermería.

 

ABSTRACT

 

Hematuria is the most common genitourinary pathology seen in the Emergency Services following urinary tract infections.

In this work we present, from a clinical case, a systematic review of scientific evidence, on the initial management of hematuria by nursing staff in the Emergency Service.

It aims to unify the criteria for action, improve interdisciplinary practice and establish quality standards.

 

KEY WORDS

Hematuria, continuous bladder irrigation, nurse care.

 

PRESENTACIÓN DEL CASO CLÍNICO

 

P.G.L es un varón de 72 años que acude al Servicio de Urgencias por hematuria. Fue intervenido de resección transuretral de próstata (RTU) hace siete días y dado de alta hospitalaria con emisión de orina clara.

 

En la RTU de próstata realizada se evidencia una próstata grado IV, obstructiva y trilobulada, con abundante edema bulloso en vejiga (portador de sonda vesical permanente) sin evidencias de neoformaciones, con sangrado profuso a nivel del lóbulo medio.

 

Tras un postoperatorio favorable, estando el paciente afebril, con buen estado general y con orina clara que permite la retirada del sistema lavador. Es dado de alta portando sonda vesical hace cuatro días con retirada de sonda ayer.

 

Tras la retirada del sondaje vesical, micción espontánea hematúrica, a última hora de la tarde creciente hematuria de sangre fresca y coágulos. No fiebre, termometrada en domicilio. Polaquiuria, no disuria. Anticoagulado con Lixiana reiniciado hace dos días.

 

AP: HTA, taquicardia paroxística ventricular en tratamiento con Lixiana, SAOS con CPAP, hipertrigliceridemia, DMNID, hipotiroidismo, glaucoma OD, insuficiencia venosa de EEII, ERC en seguimiento por nefrología.

 

IQ: tiroidectomía, epitelioma frontal derecho, meniscectomía derecha.

 

Alergias: Esparadrapo, Thrombocid.

 

Exploración general:

 

Tensión Arterial: 160/77 mmHg, Frecuencia Cardiaca: 82 l.p.m, Temperatura: 36,4ºC, Saturación de oxígeno: 95%.

 

Consciente, orientado. Auscultación cardiaca: rítmico. Abdomen blando, depresible, dolor suprapúbico a la palpación sugestiva de retención aguda de orina (RAO). Abundantes coágulos en meato uretral.

 

Pruebas complementarias:

 

Analítica sanguínea:

– BQ: Gluc, 109, Creat 1.67, Urea 41, (Na 129, K 4, Cl 90).

– HG: Leucocitos 10500 (71,5%N), Hb 9,3 (previa el 19/02 9,5), HTº 26,3 plaquetas 186000.

– CG: INR 1,09, AP 89%, fibrinógeno 6,8.

 

Analítica de orina: Hb +++, nitritos negativos. En sedimento hematuria.

 

Destaca función renal estable (ERC), sin leucocitosis, sin alteraciones, Hb de 9,3 sin cambios con la analítica de sangre postquirúrgica.

 

El paciente refiere que en todo momento ha presentado hematuria desde la intervención. No ha presentado RAO, solo hematuria que tras retirada de la sonda vesical ha pasado de ser clara a cada vez más oscura a pesar de la abundante ingesta hídrica.

 

Tras objetivar en analítica de sangre sodio (Na) 129 se indaga al paciente que refiere haber bebido unos 5 litros de agua para aclarar la hematuria (episodios anteriores de similares características en cuanto a la Hiponatremia dilucional).

 

TRATAMIENTO RECIBIDO EN URGENCIAS:

 

Se canaliza vía venosa con catéter nº 18 en ESI para extracción de analítica de sangre y administración de tratamiento endovenoso: metamizol + buscapina en 100 de suero fisiológico IV.

 

Se realiza sondaje vesical con sonda 20Ch de 3 vías con 20 cc de globo y sistema lavador. Se realizan lavados vesicales con jeringa de cono ancho de 50 cc instilando solución salina para la extracción de coágulos. No se produce aclaramiento de la orina por lo que se deja suero lavador a ritmo ligero.

 

Se inicia segundo suero lavador de tres litros. La orina es más clara, se emiten espontáneamente pequeños coágulos, sonda vesical permeable. Se realiza un registro de entradas y salidas hídricas, con un balance correcto.

 

Tras valoración de pruebas complementarias y evolución del paciente se decide ingreso hospitalario.

 

RESULTADOS-DISCUSIÓN

 

Teniendo en cuenta la literatura, la hematuria se define como la presencia de sangre en la orina, que esta puede ser macroscópica, se advierte a simple vista, o microscópica, que precisa de un microscopio para ser detectada.1

 

La hematuria macroscópica es un motivo de urgencia urológica muy frecuente, sobre todo en personas de la tercera edad, y de etiología variada (prostático, tumoral, litiásico o infeccioso). Para su manejo inicial se ha empleado la ingesta abundante de líquidos en el caso de que no exista anemización aguda del paciente o retención urinaria por coágulos.2

 

Si se producen alguna de estas situaciones inicialmente el tratamiento constaría de sondaje vesical con sonda Foley de tres luces y un calibre igual o superior a 20 Ch. Irrigación vesical con suero salino con el objetivo de mantener la vía urinaria permeable, y eliminar los coágulos existentes que puedan causar obstrucción de la emisión de orina3. Para llevar a cabo este cometido es imprescindible conseguir el máximo flujo a través de la sonda vesical, tanto de entrada del suero salino como de salida de la vejiga, teniendo en cuenta, mediante una evaluación previa, los factores del paciente como la edad, patologías u otros antecedentes.4

 

La irrigación se realiza con una bolsa de tres litros de solución salina que conecta con un sistema a la sonda vesical del paciente. El suero entra en la vejiga, limpiando las paredes, evitando la formación de coágulos y en el caso de que se formen, ayudando a su expulsión. Esto da lugar a una mejoría franca del paciente al favorecer su comodidad, aliviando el dolor y reduciendo las posibles complicaciones.

 

Resulta fundamental limitar las interrupciones en los cambios de bolsa para mantener continuamente la permeabilidad de la sonda. Es un aspecto importante instruir a la familia y al propio paciente sobre la necesidad de avisar al finalizar la bolsa de solución salina para que no haya interrupciones. En los casos de pacientes sin apoyo familiar, edad avanzada o patologías que dificulten esta instrucción será el personal de enfermería quien deba controlar los tiempos para evitar que esto se produzca. 5

 

Existen protocolos de vigilancia del lavado vesical continuo cuya finalidad es la detección de posibles modificaciones en el ritmo de diuresis o en la permeabilidad de la sonda. Para controlarlo, enfermería contabiliza el volumen irrigado al finalizar la bolsa y el drenado a través de la sonda. Esto se registra en una hoja de balance hídrico en el que consta la cantidad de líquido que ha entrado y salido, así como los horarios, lo que permite calcular la diferencia entre ambas. 4

 

CONCLUSIÓN

 

El manejo inicial de la hematuria realizado en el Servicio de Urgencias concuerda con la evidencia hallada en la revisión sistemática realizada. Destaca la importancia de llevar a cabo un balance hídrico adecuado para detectar de manera precoz posibles alteraciones, así como, minimizar las interrupciones entre las bolsas de suero salino para favorecer la permeabilidad de la sonda vesical y evitar la formación de coágulos.

 

En conclusión, la capacitación del personal de enfermería en el manejo de urgencias urológicas de este tipo resulta fundamental en la evolución del paciente y en la reducción del riesgo de complicaciones derivadas del tratamiento.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Sandoval PE. Evaluación y manejo de hematuria. Rev Med Cos Cen. 2014;71(613):849-852.
  2. Martínez Jiménez A, De Toro Clavijo S. Sondaje urinario por hematuria macroscópica en el área de urgencias: evitemos complicaciones con un manejo adecuado. I Congreso Virtual Sociedad Española de Enfermería de Urgencias y Emergencias. 2019.
  3. Nicolle Le, Orr P, Duckworth H. y cols.: “Gross hematuria in residents of long term care facilities”. Am. J. Med. 1993, 94: 611.
  4. Rojas Reyes L, Sanchez Espejo EA. Eficacia de la Irrigación Vesical Continua en el manejo de la Hematuria. 2017.
  5. Hernández Romero B, Álvarez Alonso R, Jiménez Tutor MI, Pérez Origüen MO, Gallego Hernández A, Uriel Calvo MP. Diseño de un timbre avisador previo a la finalización de la irrigación vesical. ENFURO: Rev. Asoc. Esp. ATS Urol, 2017, 27-29.

 

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